La noche parisina quedó teñida de dramatismo cuando el Auxerre, gracias a una actuación magistral de su portero Donovan Leon, logró arrancar un merecido empate al todopoderoso París Saint Germain. El meta francoguayanés se convirtió en un gigante bajo los tres palos, apagando todas las esperanzas del PSG, que intentó por todos los medios romper su impenetrable barrera. Este resultado complica un poco más al técnico Luis Enrique, quien se encuentra en el ojo del huracán tras una serie de partidos de poco lucimiento.
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Una barrera llamada Donovan Leon
Desde el primer minuto, el Auxerre planteó un partido táctico, contando con un Donovan Leon monumental que se echó el equipo a sus espaldas. Sus intervenciones fueron como muros infranqueables para los parisinos, quienes vieron cómo sus ilusiones se estrellaban una y otra vez contra las manos del héroe local. No había manera de pasar, y la frustración se convertía en el peor enemigo del PSG.
Un PSG que no convence
Los altibajos en el juego del PSG son motivo de preocupación para sus seguidores. Este empate se suma a una racha de tres partidos sin conocer la victoria, una situación que genera dudas sobre el proyecto de Luis Enrique. El empate contra el Nantes y la derrota en Champions ante el Bayern Múnich han dejado al conjunto parisino al borde de una crisis que amenaza con desmoronar sus aspiraciones europeas. Como dice el refrán, «en casa del herrero, cuchillo de palo»; y este equipo necesita recuperar cuanto antes su afilada pegada.
Las decisiones de Luis Enrique en entredicho
En un intento por dar un giro a la situación, Luis Enrique dejó a Ousmane Dembélé y Marco Asensio en el banquillo, buscando una estrategia que al final no resultó ser efectiva. Los sacó al campo en la segunda mitad, tras más de una hora de desafío sin solución aparente. Pero ni sus habilidades ni el esfuerzo de Fabián o Kang In Lee pudieron perforar la férrea defensa del Auxerre.
Un vaso medio vacío para el PSG
Los parisinos se jugaron su fortuna con intentos desesperados en el tramo final del encuentro. Vitinha tuvo la mejor oportunidad, su disparo fue devuelto por el larguero como si de un cruel capricho del destino se tratase. Randal Kolo Muani y Desire Doue también lo intentaron en vano durante el tiempo añadido, pero cada intento fue eclipsado por el asombroso Leon, quien se interpuso como un titán hasta el último silbido del árbitro.
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En definitiva, el PSG debe encontrar rápidamente la fórmula del éxito si no quiere que sus sueños europeos se esfumen como un espejismo. La próxima semana será decisiva para los de Luis Enrique, con la mirada puesta en el crucial encuentro en Salzburgo, donde más que nunca deberán demostrar que son dignos del título de campeón. Ahora más que nunca, este PSG necesita convertir el «casi» en «ya».
