El Bayern Múnich sufrió una dura derrota tras caer 3-0 ante el Feyenoord, en un duelo donde destacaron dos figuras: el internacional mexicano Santiago Giménez, autor de los dos primeros goles, y el portero Justin Biljow, quien desbarató varias oportunidades claras de gol del conjunto alemán.
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El Guion del Partido: Un Bayern Dominante Sin Premios
Todo apuntaba a que el Bayern dominaría el encuentro, y así fue en cuanto a posesión; no obstante, el Feyenoord se llevó los laureles. Desde el primer minuto, los holandeses dejaron claro su planteamiento: una defensa organizada y compacta, enfocada en bloquear la circulación del esférico del Bayern, mientras apostaban al contragolpe como su arma secreta.
Un Contragolpe de Ensueño
En su primer intento por contraatacar, un pase largo de Smal a Giménez acabó con el balón en el fondo de la red. Como un relámpago recorriendo el campo, Giménez se filtró entre Minjae Kim y Alphonso Davies, y fulminó a Neuer con un zurdazo potente. Poco antes del medio tiempo, Giménez aumentó su cuenta personal, al convertir con frialdad un penalti originado en un contragolpe que Guerreiro no pudo frenar. Feyenoord había disparado al arco solo dos veces, pero ambos tiros fueron letales.
El Gol, Un Bien Escaso para el Bayern
Los bávaros controlaron el balón un 80% del tiempo, pero su relación amorosa con el gol fue esquiva. La ocasión más clara en la primera mitad llegó en el minuto 42: un remate a bocajarro de Harry Kane, asistido por Michel Olise, que obligó a Biljow a estirarse para mantener al Feyenoord en ventaja.
Minutos de Luces y Sombras en la Segunda Parte
El Feyenoord salió con más ganas de pelear por el balón tras el descanso, probablemente animados por los dos tantos que defendían. Sin embargo, pronto volvieron a su plan inicial, defendiendo con uñas y dientes y esperando oportunidades de contragolpe. Biljow se erigió una vez más como el héroe del Feyenoord al detener un remate de Kane en el minuto 54 y desviar un cabezazo de Jamal Musiala al córner en el 60. Fue un recital de paradas que frustró los intentos del Bayern.
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En el minuto 68, Kane volvió a encontrarse con obstáculos, rematando contra la pierna de un defensor dentro del área, y en el 70, Sané tuvo el infortunio de ver cómo su cabezazo terminaba estrellado en el poste.
El clímax llegó en el minuto 88 cuando Ueda culminó uno de los escasos avances del Feyenoord en el segundo tiempo, sellando con autoridad la victoria holandesa.
Con esta derrota, al Bayern le quedó la tarea de analizar cómo mejorar su eficacia de cara al futuro, mientras que el Feyenoord festeja una merecida victoria, su defensa infranqueable y su estrategia perfecta de contragolpe. ¡Así es el fútbol, a veces ingrato y otras veces, simplemente mágico!