Se avecina uno de esos episodios de adrenalina y millas aéreas que solo el fútbol internacional puede ofrecer. Con el parón de selecciones, los jugadores tuvieron que cruzar océanos como auténticos navegantes de los cielos para representar a sus países y volver a sus equipos de club en Europa.
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Alianza estratégica entre gigantes: FC Barcelona y Atlético de Madrid
En un movimiento tan preciso como una asistencia de Andrés Iniesta, FC Barcelona y Atlético de Madrid decidieron unirse en una maniobra brillante: compartir gastos para organizar el regreso de sus estrellas sudamericanas. Esta estrategia fue un pase maestro que demuestra cómo el fútbol moderno exige planificación más allá de los 90 minutos de juego.
Vuelo de élite: Araujo y Giménez desde La Paz
Ronald Araujo y José María Giménez, defensas de élite, surcaron el cielo desde las alturas bolivianas de La Paz en un avión privado modelo Gulfstream G700, el Rolls Royce de los cielos valorado en unos 80 millones de euros. Como si esquivaran defensas rivales, este dúo volador regresó a sus equipos con la elegancia que solo puede brindar la aeronáutica de lujo.
El regreso de los cinco fantásticos: De Buenos Aires al corazón de España
Desde el vibrante Buenos Aires, donde se celebraba el duelo Argentina-Brasil, otros cinco talentos del Atlético de Madrid emprendieron su travesía. Giuliano Simeone, Correa, Nahuel Miranda, Julián Álvarez y Rodrigo De Paul, junto al brasileño Raphinha, sobrevolaron el Atlántico para aterrizar con suavidad tras una escala en Madrid. Como en una transición rápida y precisa, llegaron a Barcelona listos para volver a la acción tras un viaje tan calculado como una jugada ensayada.
El precio del descanso: un lujo justificado
La extravagancia de este operativo aéreo no es para desmayarse, ya que el alquiler del avión ascendía a 165.000 euros, lo que equivale a unos 15.000 euros por hora de vuelo en un trayecto que sumaba 11 horas entre La Paz, Buenos Aires, Madrid y Barcelona. Si dividimos la cuenta entre los 8 jugadores, cada uno pagó un peaje de 20.000 euros en el camino hacia la recuperación perfecta.
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En un deporte donde cada jornada es una final, estos vuelos no solo transportan cuerpos, sino también esperanzas y sueño de millones de aficionados. Aunque ni Araujo ni Raphinha podrán acompañar a su equipo frente a Osasuna, el vuelo privado se ha erigido como un verdadero aliado, transformándose en un negocio que despega incluso fuera del césped.
