El Espanyol permanece en la cúspide del fútbol español. El cuadro blanquiazul asegura su lugar en Primera División tras una temporada de altibajos que mantuvo a más de uno al borde del asiento. En una jornada final de auténtico infarto, los pericos vencieron a la UD Las Palmas con goles de Javi Puado y Pere Milla, desatando la alegría en una de las temporadas más desafiantes de su historia reciente.
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Un Aniversario en la Elite
Las palabras de Manolo González resonaron proféticas: el Espanyol demostró que su sitio está entre los grandes, asegurando celebrar su 125 aniversario en Primera. Sin necesidad de mirar de reojo lo que ocurría en Butarque, donde el Leganés superó al Valladolid, el Espanyol hizo valer su destino. El penalti del capitán, seguido del remate magistral de Pere Milla, convirtió el coliseo del RCDE Stadium en un hervidero de emoción ante 32,500 espectadores.
El Temor en el Descanso
El Espanyol arrancó con una energía compartida entre el himno a capela y un mosaico impresionante. Sin embargo, el espejismo se desvaneció rápido. Roberto probó suerte con un cabezazo alto y Las Palmas encontró su ritmo rápidamente con disparos de Loiodice y Manu Fuster, poniendo a prueba a Joan García. Mientras tanto, el Leganés daba la campanada en Butarque, empujando al Espanyol momentáneamente hacia el vacío de la Segunda.
Una Transformación Inspirada
Con el descanso llegó la reacción. Manolo González movió las fichas, introduciendo a Pere Milla por Pol Lozano, y cambiando a un 4-4-2. Alejo Véliz entró también al campo, revolucionando el ataque. Joan García volvió a ser el salvador, evitando lo que pudo ser un golpe mortal a sus esperanzas.
Milagro en el RCDE Stadium
Cuando el tiempo se agotaba y la tensión se cortaba con cuchillo, apareció el héroe. Javi Puado, el capitán que siempre da un paso al frente en momentos críticos. Véliz forzó un penalti y Puado, impertérrito, no falló. El estadio retumbó con el gol, como un mágico despertar.
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Pere Milla Asegura la Victoria
Las Palmas no bajó los brazos, pero Pere Milla se encargó de rematar la faena. El de Lleida, dejado completamente solo por Puado, definió con elegancia para sellar el destino del Espanyol en Primera. Manolo González, al borde de las lágrimas, celebró el logro que resalta una temporada inolvidable para los blanquiazules.
