En la tarde del lunes, el Espanyol encendió una auténtica traca de fuegos artificiales al anunciar que Ignasi Senabre dejaba su puesto como entrenador del filial. El comunicado, que casi se quedaba en lo mínimo, argumentaba «motivos personales». Con solo tres jornadas disputadas y tras lograr su primera victoria ante el Olot en la Segunda RFEF, esta decisión resultaba tan sorprendente como ver llover hacia arriba. La verdadera bomba estalló cuando se reveló que Senabre no contaba con la licencia federativa necesaria y había estado en las actas como «encargado de material». ¿Cómo puede ser esto posible en pleno siglo XXI?
Un Déjà Vu Inesperado
En las campañas anteriores, Senabre también se encontró navegando en un mar de burocracia mientras dirigía al Europa, club que compite en la misma categoría. No podía obtener la licencia de primer entrenador ya que no contaba con la titulación máxima exigida, aunque actuaba como tal. Sus indicaciones, entrenamientos y ruedas de prensa eran su carta de presentación, pero su nombre brillaba por su ausencia en las actas oficiales.
El Espanyol, al Tanto del Juego
Conscientes de este antecedente en el Europa, Jaume Milà, coordinador del fútbol base del Espanyol, decidió jugársela con Senabre, como quien confía en ese tiro libre en el último minuto. Su rendimiento con el Europa había sido espectacular, logrando un ascenso y manteniendo al equipo en su categoría con un fútbol brillante. Sin embargo, una promesa incumplida y un error que pasó desapercibido vinieron a aguar la fiesta.
Una Promesa Tan Fugaz como un Gol Olímpico
El entrenador se comprometió a regularizar su titulación para cumplir con la normativa de la categoría, que demanda la máxima titulación para los técnicos. A diferencia de lo que había hecho el Europa, el Espanyol optó inicialmente por inscribirlo como «encargado de material», esperando que esta fuese solo una parada técnica en un tramo puntual de la temporada. Pero para sorpresa y desilusión de muchos, aquello nunca sucedió.
Resolución Inminente
El camino hacia obtener la titulación no es un sprint, sino más bien una maratón, requiriendo meses o incluso años según el reglamento federativo. Tras la segunda jornada, la RFEF le comunicó al Espanyol la irregularidad que estaban cometiendo. Sin otra alternativa, ambas partes acordaron la resolución del contrato, poniendo fin a una etapa tan corta como intensa, que dejó tras de sí una lección de honestidad que no sorprende a quienes sabían del bagaje de Senabre.
- RCD Espanyol de Barcelona
- Segunda RFEF
- Real Federación Española de Fútbol
Este episodio sirve de recordatorio: el fútbol, aunque lleno de giros dramáticos y emociones, no está exento de cumplir las reglas del juego.