Míchel siente la derrota con un sabor amargo tras el enfrentamiento en San Siro, donde su equipo se vio superado por el Milan en un duelo que, aunque dejó huella en el marcador, proporcionó enseñanzas valiosas. En sus propias palabras, «Hemos hecho un buen partido», destacó al finalizar el encuentro, mostrando un contraste de emociones. Aunque satisfecho con la entrega de sus jugadores, el técnico del Girona no pudo evitar la decepción por el resultado final.
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Un partido lleno de lecciones
Míchel comparó los desafíos enfrentados contra el gigante italiano con «tener un león enjaulado justo al lado». La falta de experiencia pasó factura, revelando fallos críticos en momentos decisivos: «Esa contra sobre la contra nos ha matado». Sus jugadores dieron la cara y dejan una huella, pero las pérdidas de balón y las transiciones en defensa mostraron que aún hay un largo camino por recorrer. «Competir ante estos titanes es como intentar atrapar viento con las manos», describió gráficamente el técnico.
Golpes repetidos frente a los colosos
Fiel a su estilo, Míchel resaltó que su equipo ha enfrentado retos similares en la Liga contra titanes como el Atlético, Barça y Madrid. «Nos cuesta porque no tenemos esos correctores en defensa», reflexionó, reconociendo la necesidad de ajustar el enfoque táctico. A pesar de estos obstáculos, el equipo ha mostrado espíritus de guerreros infatigables, capaz de desafiar incluso a los más poderosos.
Miras puestas en el Arsenal
Mirando hacia el futuro y con un toque de esperanza, Míchel habló sobre su próximo duelo en Champions contra el Arsenal de Mikel Arteta. «Cada partido es un regalo. Otro grande que viene», señaló, aprovechando la ocasión para infundir ánimo en sus jugadores y esperanza en la afición. Si bien el sueño de continuar en la Champions se ha esfumado matemáticamente, el técnico no deja de ver cada encuentro como una oportunidad de oro para que su equipo brille.
El enfrentamiento con el Arsenal promete ser un espectáculo que deje huella en el corazón de la afición, un evento para recordar y disfrutar. El adiós de Girona a la Champions fue más una despedida con honores que una simple salida del torneo.