El Real Madrid sufrió un severo correctivo en Londres, un baño de realidad que pone en serio peligro su camino en la Champions League. Un Arsenal muy superior le endosó un contundente 3-0 en la ida de cuartos, exponiendo las carencias del equipo de Ancelotti. Declan Rice, con una actuación estelar y dos golazos de falta, fue el faro de los ‘gunners’, que completaron la goleada con un tanto de Mikel Merino. La eliminatoria queda muy cuesta arriba para los blancos.
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Un Arsenal implacable que desnudó al Madrid
Desde el primer minuto, se vio a un Arsenal con las ideas mucho más claras y una intensidad superior. El equipo de Mikel Arteta impuso su ley en el Emirates, controlando el balón, presionando alto y encontrando vías de ataque con facilidad, especialmente por la banda de Saka. El Real Madrid, por el contrario, se mostró incómodo, superado en el centro del campo e incapaz de replicar el dominio ‘gunner’. La sensación de superioridad local fue constante.
Las costuras del Madrid, al descubierto
Si bien el marcador al descanso aún no era dramático (0-0, aunque con dominio local), la segunda mitad destapó todas las debilidades del conjunto blanco. La incapacidad para generar juego ofensivo colectivo fue alarmante. Más allá de fogonazos aislados de Bellingham buscando la velocidad de Mbappé (con una ocasión clara fallada por el francés en la primera parte y un tiro al lateral de la red en la segunda), el equipo fue un desierto de ideas en ataque.
Noche aciaga para las estrellas blancas
Resultó especialmente preocupante la actuación de Vinicius Jr. y Rodrygo. Los dos extremos brasileños, habitualmente eléctricos y decisivos, fueron meras sombras. Sin desborde, sin regates (cero entre ambos, un dato demoledor) y sin influencia en el juego, su desconexión fue un lastre demasiado pesado. Rodrygo acabó sustituido, mientras Vinicius completó un partido para el olvido. El Madrid echó en falta desesperadamente su magia.
Declan Rice, el ejecutor implacable
Y en medio de la inoperancia blanca, emergió la figura imperial de Declan Rice. El centrocampista inglés no solo dominó la medular, sino que sentenció el partido con dos lanzamientos de falta soberbios. El primero, superando la barrera con un efecto magnífico; el segundo, un trallazo a la escuadra. Dos golpes directos al mentón del Madrid que evidenciaron también problemas de concentración y disciplina (la primera falta fue evitable). Courtois, pese a algunas buenas paradas, nada pudo hacer ante la precisión del inglés.
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Fragilidad defensiva y golpe final
La defensa madridista transmitió una inseguridad preocupante durante toda la segunda mitad. Superada por la movilidad del Arsenal, concedió espacios y ocasiones. El equipo parecía roto, sin capacidad para achicar el peligro que llegaba por todas partes. El tercer gol, de Mikel Merino, culminó el naufragio defensivo y certificó una goleada dolorosa.
¿Alcanza con la épica esta vez?
El 3-0 final es un resultado durísimo que obliga al Real Madrid a buscar una remontada histórica en el Santiago Bernabéu. Ancelotti se queda sin margen de error y con muchas dudas sobre el rendimiento de su equipo ante rivales de máxima exigencia. Si bien la historia blanca está llena de noches mágicas, la imagen ofrecida en Londres genera un pesimismo justificado. Este Arsenal demostró ser un equipo sólido, intenso y con las ideas muy claras. La pregunta ahora es si al Real Madrid le bastará con apelar a la épica o si este duro golpe de realidad necesita soluciones futbolísticas más profundas y urgentes para seguir vivo en Europa. La vuelta dictará sentencia.
