Thibaut Courtois no ocultó su frustración tras la expulsión de Dean Huijsen ante el Borussia Dortmund. El central malagueño, pieza clave en la defensa blanca, fue expulsado en el último minuto por un penalti claro sobre Guirassy, dejando al Real Madrid sin su baluarte defensivo para la semifinal del Mundial de Clubes contra el PSG.

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El belga, que regresó como titular tras su reaparición oficial ante Pachuca, analizó la acción con sinceridad y algo de crítica: “Sí, obviamente él está jodido. Innecesaria al final. Las normas son esas: si no intentas jugar la pelota, es roja”, lamentó.
Perder el ancla defensiva
La baja de Huijsen es especialmente sensible para el Real Madrid. Pierden a su mejor salida de balón ante un PSG que presiona con la ferocidad de un león en la sabana. La jugada, innecesaria por el momento —quedaba un minuto y el Madrid ganaba 3-1—, ha complicado los planes de Xabi Alonso para la que muchos ven como la final anticipada del torneo.
Thibaut Courtois, que ya había expresado su descontento por una expulsión similar de Asencio en la fase de grupos, reiteró su malestar: “Por eso es un poco innecesaria, porque claro, lo perdemos para la semifinal”, recalcó. Son errores que hay que corregir si se quiere alcanzar la gloria.
«Di todo para llegar a esa pelota»
Courtois se vistió de héroe con una parada milagrosa a Sabitzer en la última jugada, evitando la prórroga en medio de un caos digno de una película de acción. «No quería jugar por horas», confesó en zona mixta. “Quedamos con 10 contra 11 y di todo para llegar a esa pelota. Llegué justo con la mano bien”, relató, añadiendo que con el 2-0, era innecesario llegar a ese punto.

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El portero también señaló cierta relajación del equipo en los minutos finales: “Con el 2-0 y el calor, parecía todo sentenciado. Un mal despeje, un gol suyo y se vuelve loco el partido. Metemos el 3-1 y piensas que ya está. Pero llega el penalti, una roja innecesaria… y de repente el partido se te va de las manos. Eso es el fútbol, y más en un Mundial donde todo se decide en segundos”.
Esta montaña rusa de emociones deja claro que en el fútbol, como en la vida, nada está asegurado hasta el último pitido. El Madrid deberá recomponerse y aprender de estos errores si quiere alzarse con el trofeo.
