El Nàstic logra un punto amargo en Zamora en un duelo épico

Duplica tu depósito hasta $200.000 en apuestas y casinos bono de bienvenida
El Nàstic de Tarragona arrancó un punto que fue más agridulce que una caja de bombones variados, en su batalla en el diluvio de Zamora. En un césped que más parecía la pista de los patinadores, los catalanes tuvieron la victoria al alcance de la mano, solo para verla escapar cual tren en el último suspiro del descuento.
Inicio eléctrico en un campo pantanoso
Los hombres de Dani Vidal comenzaron como un toro bravo, tomando las riendas en un terreno de juego empapado. El dominio era suyo, atacando como un vendaval e ilusionando con las primeras oportunidades, mientras que los zamoranos tardaban en arrancar sus motores.
Contratiempos inesperados y defensa férrea
Sin embargo, no todo fue color de rosa para los ‘granas’. Apenas rozaban el minuto 15 cuando el infortunio golpeó: el delantero Pablo Fernández se vio obligado a salir por lesión. Pero la escuadra catalana supo resistir. Cuando Romero envió un misil teledirigido, el guardameta Rebollo voló cual superhéroe para alejar el peligro. Y Camacho, con todo a favor, desperdició el rebote al enviarlo a las nubes.
Estrategias y desenlace dramático
Dani Vidal, maestro en el ajedrez táctico, movió sus piezas en el descanso. Y su apuesta no tardó en obtener dividendos. Los tarraconenses trenzaron un contragolpe de manual, con un pase a banda hacia Antoñín, quien con la precisión de un cirujano no perdonó frente al arquero Fermín.

Duplica tu depósito hasta $200.000 en apuestas y casinos bono de bienvenida
Asedio incesante y empate agónico
Los mejores minutos del Nàstic se hicieron notar cuando Antoñín tuvo en sus botas el segundo tanto. Esta vez, sin embargo, su remate fue detenido por Fermín. Entonces, Juan Sabas, estratega del Zamora, decidió cambiar el guion. Con el ingreso de Roni, los locales se lanzaron a un bombardeo aéreo, buscando el gol con envíos al área cual lluvia de flechas.
El reloj marcaba ya el tiempo de descuento cuando el escenario sucumbió a su giro final. Pito Camacho, cual actor de reparto esperó su momento de gloria, aprovechó un centro más para desviar el balón y sellar un empate que supo más bien a derrota para el Nàstic.
Un duelo para recordar, donde el fútbol fue rey bajo la tormenta.
