Jude Bellingham, el nuevo ídolo del madridismo, enciende pasiones
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Es la sensación del momento en el Real Madrid. Jude Bellingham, con su fútbol elegante y su sacrificio encomiable, ha conquistado rápidamente los corazones de los seguidores merengues. Sus incursiones desde la mediapunta, como un bailarín sobre el césped, han dejado boquiabiertos a los aficionados. Sin embargo, en este brillante panorama, asoma una sombra: su temperamento ante las decisiones arbitrales no siempre le acompaña. Su carácter combativo levanta preocupaciones entre sus seguidores, quienes ven cómo, en algunas ocasiones, su lengua afilada le juega malas pasadas.
Un genio con su talón de Aquiles
Bellingham demuestra un juego excepcional, pero su fogosidad en el campo puede jugarle una mala pasada. Ha llegado a situaciones donde su ímpetu le grita que calle, pero su orgullo le impulsa a seguir hablando. Su comportamiento recuerda al de Vinicius, aunque cada uno lucha sus propias batallas en el campo. Mientras el inglés mantiene una buena relación con la mayoría de sus rivales, los árbitros no corren la misma suerte. El brasileño, por otro lado, parece que colecciona roces con todos, incluidos algunos compañeros, que desean que la calma reine en el vestuario.
Las sanciones le persiguen
Esta temporada, Bellingham ha acumulado siete tarjetas amarillas y una roja, esta última en Pamplona, destacando su frecuente conflicto con los árbitros.
- Tres de las amarillas han sido por protestar.
- Una se debió a un enfrentamiento con un rival.
- Las otras tres, por faltas cometidas durante el juego.
En la Champions, está a un paso de cumplir ciclo y podría enfrentar sanciones adicionales. Su expulsión en Pamplona aún está a la espera de resolución, con el club trabajando para reducir una penalización que parece difícil de evitar.
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Lecciones del pasado
La temporada anterior ya dejó pistas de su naturaleza en el campo de juego. En ese periodo, Bellingham recogió 10 amarillas, de las cuales tres fueron por discutidor, dos por altercados con oponentes y cinco por sus entradas agresivas. Una roja también marcó su historia por una polémica con Gil Manzano en Valencia. «It’s a fucking goal», gritó, dejando escapar su frustración. Se cuestiona si haberse expresado en el idioma local hubiera suavizado la sanción de dos partidos que le impusieron.
Un récord polémico
Desde que viste los colores del Real Madrid, Bellingham ha acumulado 17 amarillas y dos rojas. Dentro del club, solo Vinicius supera estas cifras: en siete temporadas, el brasileño ha reunido 58 amarillas y dos rojas, mostrando un récord que muchos preferirían olvidar. La pasión en el juego puede ser tanto un aliado como un adversario, y Bellingham tendrá que aprender a bailar en la delgada línea entre la competitividad y el respeto, demostrando su valía sin caer en la trampa de las palabras innecesarias.
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