El renacer de Nicolas Kühn en el universo del fútbol se está dando lugar en el Celtic de Glasgow, bajo la batuta de Brendan Rodgers. El que alguna vez fue considerado una de las joyas de la corona en la cantera del Bayern de Múnich ahora retorna a su antigua casa para disputar la vuelta del playoff de la Champions League. Kühn, ese diamante en bruto hecho realidad, ha encontrado su terreno fértil y prolífico en el fútbol.
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Un artista itinerante de academias de élite
Nacido en la pequeña localidad de Wunstorf, Nicolás Kühn inició su travesía futbolística en el FC Wunstorf antes de dar el salto al St. Pauli y posteriormente al Hannover 96. A los 15 años, su viaje lo llevó al RB Leipzig, donde brilló como una estrella emergente, lo que le abrió las puertas del Ajax. Sin embargo, el sueño de debutar con el primer equipo en Ámsterdam se tornó esquivo para él. A pesar de ser una apuesta fuerte bajo el mando de Erik ten Hag, Kühn nunca logró pisar el escenario principal y acabó regresando al Bayern de Múnich, donde solo jugó en el filial.
Perseverancia y metamorfosis
En un movimiento estratégico, Kühn aceptó un giro temporal en su carrera, siendo cedido al Erzgebirge Aue de la Bundesliga 2. Allí, sus habilidades florecieron como una planta en primavera, y después de una temporada, el Rapid Viena vio su potencial, firmándolo por 500 mil euros. Con actuaciones destacadas que incluyeron 7 goles y 9 asistencias en 51 partidos, el interés no tardó en elevarlo a Glasgow, donde el Celtic apostó por él.
El resplandor en Celtic Park
En Escocia, bajo la mirada de Brendan Rodgers, Kühn se estableció en la banda derecha de los ‘Celts’, deslumbrando con su zurda prodigiosa. Su condición como máximo goleador del equipo con 17 goles en 36 partidos es prueba de su talento incansable. Como el fénix que resurge, Kühn ha revitalizado el ataque del Celtic y se coloca como segundo goleador de la Scottish Premiership.
La esperanza celta en Europa
La noche del martes será fundamental para el conjunto escocés, ya que Kühn regresará al Allianz Arena con un único objetivo: remontar el 1-2 en contra. Este joven talento no solo es un ariete bajo la manga para el Celtic, sino también un verdugo experto al enfrentar a sus antiguos equipos. Enfrentándose a este desafío titánico una vez más, su gol en la ida ante los bávaros fue decepcionantemente anulado, pero eso no ha mermado su espíritu de lucha. En palabras de Kühn, «todo sigue abierto, solo nos hace falta otro gol», siendo este encuentro una muestra de que el fútbol es, como siempre, la caja de sorpresas más apasionante del deporte rey.
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