Vincent Kompany observa su banquillo, sintiendo como si las opciones comenzaran a desvanecerse en el aire. Aunque el Bayern Múnich logró una contundente victoria contra el Heidenheim, con un marcador de 4-2 que sólo desarrolló emoción al final, el coste de este triunfo fue más alto de lo que cualquier aficionado bávaro habría querido pagar. El estratega belga perdió a dos de sus pilares: Alphonso Davies, su lateral izquierdo estrella, y Kingsley Coman, un auténtico revulsivo en las páginas de su libreta táctica.
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Contratiempos en el horizonte
La situación de Davies es especialmente delicada. A pesar del torbellino en el que se ha convertido la negociación de su contrato, su estatus de intocable bajo la dirección de Kompany no ha flaqueado. Ni el técnico ni el velocista canadiense parecen mostrar preocupación por este tira y afloja, a pesar de que su acuerdo actual se extinguirá en 2025. Sin embargo, el infortunio ha hecho acto de presencia: Davies ha sufrido una lesión muscular en los isquiotibiales izquierdos, la cual, a pesar de no haberle impedido jugar los 90 minutos, lo obligará a detener su motor por un tiempo.
Ausentes en Europa
A la ausencia de Alphonso Davies se suma la de Kingsley Coman, afectado en la misma región anatómica. El extremo francés, que entró al juego en la segunda mitad, se vio obligado a retirarse antes del pitazo final. Las evaluaciones médicas posteriores confirmaron una distensión en el isquiotibial. Como consecuencia, ni Davies ni Coman serán parte del próximo enfrentamiento de Champions League contra el Shakhtar Donetsk, un partido que, por las complejidades de la actualidad, se celebrará en Gelsenkirchen. Ambos jugadores seguirán la acción desde la lejanía, sin regresar al campo hasta pasado el parón navideño.
Una saga de lesiones
Para el Bayern, la lluvia de malas noticias se ha convertido en tormenta con la lesión de Harry Kane al cierre de noviembre, otra baja muscular que parece prolongarse en el tiempo. El club bávaro prefiere no correr riesgos con su buque insignia, sobre todo teniendo en cuenta que la Bundesliga está bien controlada y el progreso en la Champions se vislumbra con claridad. Así, la máquina bávara va pisando con cuidado, consciente de que aún debe enfrentarse a las mayores pruebas que la temporada ofrecerá.