Raúl Asencio, el jugador del Real Madrid que parece estar siempre en el ojo del huracán, sigue dando de qué hablar. Si bien ha sido una muralla en la zaga defensiva madridista, sus actos fuera del reglamento están ganando tantos titulares como sus bloqueos en el campo. Su fama de ‘agitaolas’ ya es conocida tras sus enfrentamientos contra el Mallorca y, más recientemente, contra el Leganés, donde su provocación desató una trifulca que terminó con tarjetas, pero que pudo tornado en algo más grave debido a su impulsividad.

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Un incidente en Butarque
Con el marcador mostrando 2-2 y el partido entrando en su segunda mitad, el drama se desplegó en el césped de Butarque. Rudiger, en una acción robusta, frenó a Diego en el medio del campo del Leganés, dejándolo tendido. Como un rayo, Asencio se dirigió al lugar y, sin desperdiciar un segundo, increpó y levantó al jugador de manera agresiva. Y ahí se desató la tormenta.
Una tangana inolvidable
La conmoción fue tal que casi todos los jugadores tuvieron que interceder para calmar los ánimos. Al final, el árbitro mostró la tarjeta amarilla a Asencio y a Javi Hernández del Leganés, quien no dudó en encararse con el central blanco por su conducta poco deportiva.
El joven de la polémica
Hay dicho que reza: «donde fuego hubo, cenizas quedan». Y en el caso de Asencio, las cenizas aún arden con fuerza. A pesar de su juventud, está cimentando una reputación de jugador conflictivo en La Liga. Su encuentro con el Mallorca en el Bernabéu llevó a los jugadores baleares a rodearlo al final del partido, cansados de sus constantes provocaciones e insultos que, cada vez más, siembran la discordia entre equipos.
Un desempeño defensivo cuestionable
Contra el Leganés, Asencio tuvo una noche para olvidar. Su tardía llegada fue un fallo que pavimentó el camino al segundo gol del rival, y su impetuosa defensa resultó en un penalti no señalado en los momentos finales del partido. Una vez más, su ímpetu y potencia lo llevaron al borde del abismo.

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Asencio sigue siendo un enigma en el Real Madrid, un defensor que parece pelear no solo contra los delanteros rivales, sino también contra su impetuoso carácter. El tiempo dirá si este joven se convertirá en una leyenda del club o si su temperamento continuará erosionando su talento en el terreno de juego.
