El Arsenal, con una victoria por la mínima (1-0) frente al Ipswich Town, sigue soñando en grande en su afán por alzar el trofeo de la Premier League. Los pupilos de Mikel Arteta, con un gol de Kai Havertz en la primera mitad, lograron un triunfo vital para mantenerse en la cumbre de la competición.
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Noche de dominio en el Emirates
En pleno diciembre, las expectativas del conjunto ‘gunner’ eran claras: sumar los tres puntos en el Emirates Stadium era una necesidad imperante. No solo para ellos, sino también para el Ipswich Town, que luchaba con uñas y dientes por alejarse de la temida zona roja del descenso.
El Arsenal toma la batuta
Desde el pitido inicial, el color rojo apasionado del Arsenal se hizo sentir. Los de Arteta tomaron las riendas del encuentro desplegando un fútbol de posesión y paciencia, intentando siempre encontrar el resquicio en la defensa rival. Ipswich, por su parte, se aferraba a su estrategia defensiva, como un fortín en tiempos de guerra.
El premio a la valentía
Cuando el reloj marcaba el ecuador de la primera parte, Leandro Trossard envió un preciso balón al área que Kai Havertz —con un movimiento de ‘9’ puro— mandó al fondo de la red, desatando la locura en las gradas. El tanto no alteró el guion del Arsenal, que continuó buscando un segundo golpe que se le resistía.
El reto de los segundos 45 minutos
Tras el descanso, el equipo de Kieran McKenna intentó adelantar líneas, lo que permitió al Arsenal encontrar más espacios, como si de un inesperado regalo de Navidad se tratase. Martin Odegaard se erigió en la figura de los ‘gunners’, liderando los ataques con maestría, aunque sin la puntería necesaria en el último toque.
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Intentonas sin premio
Los intentos del Arsenal llegaban por múltiples vías: desde el córner, en jugadas individuales, o con potentes disparos desde lejos; sin embargo, todos se quedaban en el enésimo intento frustrado. A pesar de ello, el cronómetro corría a favor del local, mientras que Ipswich no encontraba la forma de inquietar al seguro de vida que tenía en su portería.
El Arsenal, con templanza y cabeza fría en los últimos suspiros del encuentro, logró sellar una victoria que no solo le sitúa en la segunda posición de la tabla sino que alimenta sus aspiraciones al título, cual alquimia que transforma el sueño en realidad.