En una noche que parecía prometer emociones y fútbol del más alto nivel en el Reale Arena, la atención se desvió rápidamente del balón a las gradas, donde los ultras del Anderlecht se encargaron de eclipsar el partido con un espectáculo lamentable. En un abrir y cerrar de ojos, la serenidad del estadio fue sacudida como el rugir de un volcán.
El caos entre las gradas
Imagina una tempestad perfecta irrumpiendo en mitad del campo. Parte de la estructura de una localidad visitante se vino abajo, y el árbitro detuvo el partido, como si un director de orquesta parara súbitamente el concierto ante una nota discordante. Mientras tanto, el portero del Anderlecht, Coosemans, fue captado en una imagen que parece sacada de una película de acción, ¡con el respaldo de un asiento en la mano! Esos objetos habían sido arrancados sin piedad por su propia afición y lanzados como proyectiles, creando una tensión palpable en el ambiente.
Una ruptura que encendió los ánimos
Los ultras no se detuvieron ahí. Como un vendaval que arrasa con todo a su paso, rompieron el cristal que separaba su sección de los apasionados seguidores de la Real Sociedad, y lo que siguió fue puro caos. Trozos de cristal volaron por los aires, acompañados de asientos lanzados con la fuerza de una tormenta, directamente hacia los hinchas txuriurdin que se encontraban justo debajo, pintando un cuadro de anarquía que provocó una sonora pitada desde todo el estadio.
El clímax de la locura
Las familias y, especialmente, los niños que se encontraban cerca de la zona del escándalo, corrieron como si llovieran estrellas fugaces, buscando refugio de los objetos que caían, cristales incluidos. En medio de ese mar de descontrol, la reacción de la Ertzaintza fue tan fulminante como el rayo, neutralizando a los instigadores, y con dos de ellos ya tras las rejas.
Sin duda, una noche que dejó más preguntas que respuestas sobre la seguridad y el comportamiento de ciertos grupos de aficionados. Los corazones de todos los fans verdaderos del fútbol laten con la esperanza de que el balón vuelva a ser el único protagonista de estos encuentros.