Carlo Ancelotti sufrió su segunda derrota en una final ante el Barcelona de Hansi Flick. En esta ocasión, el Real Madrid fue un digno rival, mucho mejor que en la Supercopa de España, pero un cañonazo de Koundé en la prórroga decidió el desbalance. Ancelotti, con la calma de un capitán experimentado en aguas turbulentas, lamentó la derrota pero enfatizó que no afectará los objetivos que aún persiguen.

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Una batalla épica
El técnico italiano destacó que el equipo lo hizo de maravilla: «Hemos jugado a un nivel altísimo. Hay que seguir peleando, sin perder el norte. El equipo no tiene nada que reprocharse» —un canto de guerra para los madridistas que miran al horizonte.
Cerca, muy cerca
«Si hubiéramos ganado, nadie habría levantado una ceja», confesó Ancelotti, lamentando no haber alzado la copa. «El Barça es un gran equipo y cuesta horrores vencerles», reconoció mientras perseguía al viento que se llevó la victoria. Evitó mencionar el arbitraje o los incidentes del final del partido, mostrando el temple de quien mira por el retrovisor y sigue adelante.
Estrategia y cambios
Ancelotti explicó que los cambios, especialmente el de Mbappé, dieron un nuevo aire al equipo: «Decidí meter a Kylian cuando el ritmo decayó. Los cambios fueron un soplo de aire fresco y estuvimos a un palmo de la victoria. El gol de Ferran Torres fue un revés inesperado y nos descolocó cuando el partido parecía bajo control. Pero así es el fútbol, y contra el Barcelona puede pasar», explicó con la sabiduría de quien ha recorrido mil campos de batalla.
Para el técnico, la derrota es solo una piedra en el camino. «Es una pena, pero no creo que afecte ni a la Liga ni al Mundial de Clubes. Competiremos en Barcelona como lo hicimos esta noche», aseguró con determinación, dejando claro que la senda al éxito sigue abierta para los blancos.

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En definitiva, el Real Madrid tiene aún sueños por cumplir, y su capitán, Ancelotti, está decidido a navegar con firmeza hacia ellos.
