El Ernst Happel de Viena: Un Templo de Recuerdos Dorados para España

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El estadio Ernst Happel de Viena se ha convertido en un santuario inolvidable para la selección española. En cuestión de una semana mágica, la Roja forjó allí su leyenda: una histórica victoria por penaltis frente a Italia, un contundente 0-3 contra la Rusia de Arshavin y un triunfo en la final frente a Alemania para alzarse, 44 años después, con su segunda Eurocopa. Era 2008, y bajo el mando del inolvidable Luis Aragonés, España escribía una nueva página dorada en su historia futbolística. Hoy, 29 de junio, celebramos 17 años de aquel hito.
Un Once para la Historia
Este equipo se recita de memoria como una composición musical inolvidable: Casillas bajo palos; Ramos, Puyol, Marchena y Capdevila en la zaga; Senna, Xavi e Iniesta dirigiendo la orquesta en el mediocampo, asistidos por Silva y Cesc, con Fernando Torres comandando la ofensiva. En el banquillo, esperaban su momento figuras de la talla de Dani Güiza, Xabi Alonso o Santi Cazorla. El mítico Iker contaba con el respaldo de Pepe Reina, quien fue titular en el tercer duelo de grupos frente a Grecia, entonces campeona, y de Andrés Palop (héroe del Sevilla), quien vivía su primer torneo internacional sin llegar a debutar pero siendo parte esencial de los 23 elegidos por Aragonés.
El Camino de la Gloria
El Sabio de Hortaleza llegó a ese torneo entre críticas por la no convocatoria de Raúl y una fase de clasificación irregular. Sin embargo, Palop recuerda cómo la unión de aquel grupo fue clave: “Sí llegamos con dudas, pero éramos como un solo espíritu, fuerte y decidido,” asegura. Los entrenamientos eran un espectáculo: “No me cabía duda de que esa selección marcaría una época.” Cada victoria solidificaba su confianza, llevándoles hasta una serie de actos heroicos en Viena ante Italia, Rusia y Alemania.
El Emotivo Homenaje de Palop
Uno de los gestos más conmovedores fue protagonizado por Palop durante la ceremonia de premiación, al subir al podio con la camiseta de Luis Miguel Arconada, en homenaje al legendario portero. “Arconada fue mi ídolo,” declara Palop con nostalgia. “Ese gesto no fue improvisado, nació de mi corazón. Quería que un trocito de él, que tan inspirador fue, sintiera de cerca aquel triunfo”.

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Este tributo, lleno de simbolismo, unió el pasado y el presente del fútbol español en un emotivo triunfo, recordado aún con cariño 17 años después. Con cada recuerdo, el eco de aquellas noches en Viena sigue resonando en los corazones de los aficionados como un canto eterno de gloria y emoción.
