Si ayer salieron a la luz las cartas que el presidente Villas-Boas había enviado a Joan Laporta y a la Federación Española de Fútbol denunciando el revuelo en torno a Cardoso Varela, hoy el agente del joven futbolista, Andy Bara, no ha dudado en salir al quite para defender la decisión del jugador de abandonar el Porto y unirse al Dinamo Zagreb.
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Pulso entre agente y presidente
En unas declaraciones recogidas dentro del entorno deportivo, el representante lanzó críticas contundentes hacia la gestión del presidente del Porto. «Es el peor presidente de la historia del club», afirmó sin pelos en la lengua. «El Porto acusa al Dinamo de operaciones que él mismo ejecuta año tras año». Como un toro embistiendo al capote, Bara acusó a Villas-Boas de maniobrar para bloquear el futuro de un jugador que ya había quedado libre de compromisos con el club portugués.
En un acto que recuerda al famoso «sigue por mis narices», el agente aseguró que Villas-Boas había contactado con varios clubes europeos advirtiéndoles que no ficharan a Varela. «Actúa como aquel al que su pareja ha dejado», comentó Bara, evocando imágenes de telenovelas donde el drama es el rey.
Carta y crítica a golpe de pluma
Bara no se quedó ahí y defendió al Barcelona de cualquier implicación en la riña. «El Barça no pinta nada aquí», aclaró, estableciendo distancia en una jugada digna de un regate maestro. Aseguró que el joven talento ya era del Dinamo y que múltiples clubes anhelaban contar con sus servicios, dejando en el aire la posibilidad de un futuro acuerdo con los culés, sin comprometerse a nada en concreto.
La respuesta de Villas-Boas fue lanzada como un misil teledirigido, acusando a los asesores de Varela de prácticas poco éticas, comparándolas con la trata de personas. En un despliegue de lenguaje ferviente, el presidente incluso sugirió que el FC Barcelona debería tomar medidas para mantener intacta la integridad deportiva, como un caballero que blande su espada en defensa del honor.
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El trasfondo de una contienda
Detrás de este intercambio de declaraciones, se esconde una pugna que mantiene en vilo a los aficionados. Villas-Boas, insistente como un delantero buscando el gol decisivo, había advertido previamente a Deco, director deportivo del Barça, sobre la situación rodeando a Varela. Ahora, con el aire cargado de tensión, el presidente del Porto mantiene su postura, buscando preservar sus intereses en un juego de ajedrez donde cada movimiento podría cambiar el rumbo del partido.
Este partido mediático, de ida y vuelta como un balón en el área chica, sigue capturando la atención de todos los apasionados del fútbol europeo.
