El emocionante encuentro entre Deportivo Cali y Millonarios, celebrado en el estadio de Palmaseca, quedará grabado en la memoria no solo por el marcador final, sino por la intensa actuación arbitral en una nueva edición del clásico añejo.
En un partido donde los Embajadores de Alberto Gamero arañaron la victoria con un ajustado 1-0, gracias a un relámpago temprano de Leonardo Castro, quien a los 14 minutos del primer tiempo, con un sutil toque, rompió el silencio del estadio. Después del gol, el partido se convirtió en un campo de batalla con faltas que pausaron la fluidez del encuentro, poniendo al árbitro Wilmar Roldán en el ojo del huracán.
Wilmar Roldán y la controversia a flor de piel
La chispa del debate estalló en el minuto 79, cuando una falta a favor de Millonarios desató la tormenta. En un giro inesperado, el defensor Sergio Mosquera se vio cara a cara con el colegiado, y los susurros en el aire no fueron bien recibidos. Sin pensarlo dos veces, Roldán mostró la primera amarilla a Mosquera. Lo que parecía una simple amonestación se transformó en un escalofrío helado cuando, sin diálogo alguno, apareció la segunda tarjeta. Así, la inmediatez de la expulsión dejó a Mosquera fuera del campo, con solo unos minutos restantes en el reloj.
Reparto de tarjetas en una batalla campal
La batalla por el dominio del terreno no pasó desapercibida para las tarjetas. Millonarios salió del campo con siete amonestaciones y un expulsado, mientras que los Azucareros del Deportivo Cali, aunque derrotados, solo vieron dos tarjetas amarillas. Esta tensa repartición de amonestaciones pintó el cuadro de una noche llena de adrenalina en Palmaseca, dejando mucho para discutir entre los aficionados.
Cleéticas como estas son las que mantienen la llama del fútbol colombiano más viva que nunca, demostrando que, en el terreno de juego, cada minuto es una oportunidad inmensa para que la pasión y la polémica se fusionen en un espectáculo inolvidable.
