Una nueva controversia se agita en el fútbol profesional colombiano, en esta jornada con Deportes Tolima en el ojo del huracán. El equipo de Ibagué se vio envuelto en una disputa arbitral tras la expulsión del jugador Yeison Guzmán en el enfrentamiento contra Deportivo Pereira, llevado a cabo el pasado lunes 7 de octubre. Fue un encuentro que dejó a más de uno rascándose la cabeza.
La jugada que desató la tormenta
En un partido donde la emoción se palpaba desde el primer silbatazo, la tensión se vino al minuto 8 cuando Liz Mair Suárez, quien fue designada por la Comisión Arbitral de la FCF ante la baja de Diego Suárez debido a una cirugía, le mostró la tarjeta amarilla a Guzmán, un pilar para el equipo pijao.
Un segundo toque y adiós
La historia dio un giro dramático minutos más tarde, cuando una jugada en el mediocampo se convirtió en el epicentro de la controversia. Jhonny Vásquez realizó un empujón que dejó a Guzmán aturdido en el césped. Mientras los hinchas contenían el aliento, el árbitro central revisó detenidamente el VAR y concluyó que ambos jugadores debían ser amonestados. Sin embargo, el destino ya había escrito otro final para Guzmán, quien al tener ya una tarjeta amarilla, tuvo que abandonar el campo de juego.
El clamor del Tolima
El Deportes Tolima no se quedó callado. Más rápido que un gol al minuto 90, emitió un comunicado expresando su profundo rechazo hacia la expulsión. En el pronunciamiento, se dejó claro que presentaron un oficio en protesta ante el Comité Disciplinario y la Comisión Arbitral de la FCF, solicitando reconsiderar la expulsión del indispensable Guzmán.
La directiva del club argumentó que las decisiones del árbitro fueron «sin fundamento y evidencian un desconocimiento del reglamento». Además, apuntaron a que estas acciones, sumadas a una «desconcentración total», influyeron negativamente en el desarrollo y resultado del partido, perjudicando su causa.
El impacto en el fútbol colombiano
Finalmente, el Tolima rechazó de manera enérgica este tipo de actuaciones que, según ellos, solo logran encender la mecha de la violencia entre los hinchas y ridiculizar la imagen del fútbol colombiano. Y es que, en un deporte que reúne tanta pasión, este tipo de situaciones no pasan desapercibidas. La controversia está servida, y como en un buen clásico, promete seguir dando de qué hablar.