Ahora sí, se acabó el invicto de Colombia en la eliminatoria. Fue un partido duro en El Alto, donde la selección nacional sufrió más de lo esperado. Un error puntual echó por tierra el trabajo correcto de los jugadores, que intentaron contrarrestar la presión ejercida por Bolivia y la altitud de 4,100 metros. A pesar de este tropiezo, el 1-0 no complica las opciones de clasificar al Mundial, aunque deja un sabor amargo en la afición colombiana.
Un inicio complicado y un héroe inesperado
En el arranque del encuentro, la situación fue compleja para Colombia. La selección, trotando en el frío y la altura, se vio rápidamente superada por un Bolivia que llegó a presionar con fuerza. En los primeros 20 minutos, el arquero Camilo Vargas tuvo que actuar como héroe, sacando seis pelotas de gol, cinco de las cuales llegaron en ese frenético inicio. Fue un verdadero suplicio, pero a pesar de la adversidad, Colombia se mantuvo firme.
Las decisiones tácticas del cuerpo técnico
Ya desde la planilla, el equipo de Néstor Lorenzo sorprendía. Se planteó la posibilidad de hacer un ‘equipo de altura’ en el que se incluían nombres previsibles como Cristian Borja, pero también algunas sorpresas como Willer Ditta y Roger Martínez, quienes no estaban en los pronósticos iniciales. La alineación buscaba capitalizar la ventaja física casi inhumana que proporciona jugar en la altura, pero los primeros minutos del partido revelaron que el camino no sería fácil.
Aprovechamiento de la ventaja numérica
Todo cambió con la expulsión de Héctor Cuéllar, quien derribó a Roger Martínez en un claro intento de frenar a Colombia. Con un jugador menos, Bolivia se vio obligado a replegarse y Colombia tomó las riendas del juego. Desde ese momento, la selección tuvo mayor libertad para manejar la pelota, y las llegadas comenzaron a fluir. Jhon Córdoba, quien entró por el lesionado Martínez, tuvo dos oportunidades claras para marcar, mientras que Luis Díaz estuvo cerca de abrir el marcador antes del descanso, pero el arquero Guillermo Viscarra lo impidió con una intervención sobresaliente.
Un error fatal y la reacción desesperada
La segunda mitad comenzó en un tono más relajado, pero la esperanza de los colombianos se desvaneció rápidamente. A los 13 minutos, un pase errático de Willer Ditta desató una desconcentración en la defensa, y fue aprovechado por Miguel Terceros, quien hizo gala de su calidad para marcar un golazo que dejó sin opciones a Vargas. Un golpe devastador que volvió a encender la frustración en la escuadra colombiana.
Una respuesta inmediata del banco de Colombia
La respuesta del cuerpo técnico no se hizo esperar: Yaser Asprilla y Jéfferson Lerma entraron al campo para darle frescura al equipo, que ahora se convirtió en un verdadero asedio al arco boliviano. La posesión de la pelota era completamente colombiana, pero la defensa local se abrazó a su meta como si su vida dependiera de ello. Viscarra continuó brillando, convirtiéndose en el verdadero enemigo de los atacantes colombianos, mientras que Córdoba parecía tener el arco sellado.
Una última apuesta y las oportunidades perdidas
Lorenzo decidió jugársela y dio entrada al debutante Cucho Hernández, quien reemplazó a un agotado Luis Díaz. Pero, a pesar de los intentos y de las llegadas, la muralla boliviana se mantuvo firme. Incluso Colombia reclamó un penalti cuando un disparo de Lerma golpeó en el muslo de Luis Paz, un llamado que el árbitro Wilton Sampaio desestimó. La desesperación aumentaba al ver cómo, cada vez que el equipo levantaba la pelota, los centrales bolivianos se encargaban de despejarlo.
Un sabor amargo para la selección colombiana
Colombia no mereció perder este partido, pero la falta de puntería fue su condena. Las oportunidades desperdiciadas y el error en defensa costaron caro. Si bien no resulta desastroso para el camino hacia el Mundial, la derrota en El Alto es un recordatorio de que el fútbol es tan hermoso como cruel. Había expectación y esperanzas de continuar invicto, pero hoy la historia es distinta.
José Orlando Ascencio
Subeditor de Deportes
@josasc
