La vergonzosa agresión a Millonarios en Santa Marta
La vergüenza se apoderó de la jornada inaugural de la Liga Betplay I 2025, especialmente en la ciudad de Santa Marta, donde se registró un hecho que marcó la pauta negativa del torneo. En el camino hacia el estadio Sierra Nevada, el bus que trasladaba al equipo de Millonarios fue víctima de una agresión, un episodio que no solo pone en tela de juicio la seguridad en el deporte, sino que también refleja una preocupante falta de empatía y respeto hacia los jugadores.
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El transporte del club bogotano fue asediado, provocando que dos personas resultaran heridas: Iván Arboleda, el arquero, y el delegado Óscar Cortés. Este hecho indignante subraya la violencia que aún persiste en el fútbol colombiano, un deporte que debería ser sinónimo de pasión y entretenimiento, no de agresiones y pánico.
El estado de Iván Arboleda
Ante el impacto de la agresión, Arboleda fue rápidamente trasladado a un centro médico, donde se le realizaron varias pruebas, incluyendo un TAC para evaluar posibles lesiones en la cabeza, el cuello y el tórax. Además, se le realizó un examen oftalmológico debido a las esquirlas que le cayeron en los ojos durante el ataque. Afortunadamente, el jugador fue dado de alta un tiempo después, aunque se le advirtió que necesitaría atención médica continua para asegurar su recuperación.
Este incidente pone de manifiesto la vulnerabilidad de los deportistas en situaciones que deberían ser completamente seguras. El hecho de que un jugador de fútbol, un puente entre la afición y el entretenimiento, sea objeto de tal violencia es simplemente inaceptable. ¿Qué clase de mensaje estamos enviando con este tipo de comportamientos?
La respuesta del Unión Magdalena
Lo más alarmante de esta situación fue la reacción del Unión Magdalena, el equipo local. En vez de emitir un comunicado que mostrara empatía y preocupación por la seguridad de los agredidos, el club se enfocó en celebrar que el encuentro debía llevarse a cabo, sin importar las circunstancias. En su declaración, mencionaron que el incidente había ocurrido en una zona alejada del estadio y que tanto ellos como los hinchas estaban ansiosos por ver el partido.
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La escueta respuesta del club, que prioriza el espectáculo antes que la integridad de los jugadores, genera cuestionamientos sobre la cultura deportiva en Colombia. “Como institución queremos aclarar que el incidente con el jugador de Millonarios fue en una zona alejada del estadio. Nuestra institución y toda la hinchada presente en el Sierra Nevada está a la espera que se realice el espectáculo”, expresó Unión Magdalena en su comunicado.
Esta declaración no es simplemente una falta de tacto, es una clara señal de que ciertas instituciones no comprenden la magnitud de la violencia que ha golpeado el ámbito deportivo. Las palabras de apoyo y solidaridad deberían ser el mínimo esperado en situaciones así, pero en este caso, brillaron por su ausencia.
Presiones por parte del club
Pero esto no terminó ahí. FUTBOLRED ha confirmado que el presidente del Unión, Alberto Garzón, intentó presionar a Enrique Camacho, colega de Millonarios, y a otros directivos para que el partido se jugara a pesar de la situación. Informes indican que Garzón adoptó un tono desafiante, insistiendo en que el encuentro debía disputarse porque habían brindado las “garantías necesarias”.
Si bien los Juegos deben continuar, no se puede permitir que prevalezca este tipo de lógica. La vida y la seguridad de los jugadores son lo más importante. Un entrenador como Jorge Luis Pinto, en lugar de abogar por la salud de sus compañeros de oficio, aseguró que el incidente formaba parte de la “normalidad” del fútbol, sugiriendo que simplemente se reprogramara el juego para el siguiente sábado a primera hora.
Es preocupante ver cómo se normaliza la violencia en el deporte. ¿A qué costo estamos dispuestos a jugar?
La falta de sensibilidad y su impacto
La falta de sensibilidad y conciencia en el Unión Magdalena es alarmante. La ausencia de un posicionamiento firme contra la violencia podría tener graves repercusiones no solo para el club, sino para toda la liga. El fútbol colombiano necesita dar un paso hacia adelante y no regresar a la normalización de este tipo de incidentes.
Dimayor, finalmente, decidió reprogramar el compromiso, aunque sin una fecha confirmada, lo que deja entrever que, a pesar de las presiones y las circunstancias, se opta por buscar soluciones que no comprometan la seguridad de los jugadores. Es vital recordar que la seguridad debe ser siempre la prioridad, sobre el espectáculo, sobre los puntos y, lo más importante, sobre cualquier otra cosa.
Este incierto inicio de la Liga Betplay I 2025 nos hace reflexionar sobre el estado actual del deporte en Colombia. La violencia, la falta de empatía y la despreocupación por la integridad de los jugadores deben ser erradicadas. Por encima de todo, el fútbol es un espectáculo, pero debe ser uno donde prime el respeto y la seguridad sobre cualquier otra cosa. ¡Es hora de cambiar esta narrativa!