El sueño de ser futbolista profesional no siempre resulta así para algunos. Algunos hasta tienen la fortuna de que se abran las puertas y las oportunidades, pero una vez entran a ese mundo deciden cerrarlas ellos mismos, hartos de los vicios y delitos que se encuentran.
Los sueños y su realidad en el fútbol colombiano
Luis Hurtado, ex arquero del Deportivo Cali, es un claro ejemplo de cómo los sueños pueden desvanecerse en el mundo del fútbol. Una promesa cuando despuntó en las juveniles, Hurtado fue perdiendo progresivamente el atractivo de su objetivo inicial. ¿Qué fue lo que lo llevó a tomar esta drástica decisión?
El desencanto con el fútbol
«Me cansé del fútbol colombiano, me cansé de los directivos, de los empresarios, de la deshonestidad, de lo desleal en que se convirtió el fútbol colombiano… me cansé de todo eso; lastimosamente el fútbol siempre ha sido un negocio, pero ahora prevalece más ese negocio que el jugador, incluso que la persona», confesó en una conversación sincera con el diario El País de Cali.
Una nueva vida: lejos del fútbol colombiano
Hurtado reveló que su sueño se estaba convirtiendo en una pesadilla, afirmando: «Suena contradictorio, pero lo que era mi sueño que es el fútbol, me estaba dejando sin familia». Fue entonces cuando decidió emprender un nuevo camino en Estados Unidos, donde alterna trabajos de mantenimiento en Nueva York con prácticas nocturnas en un equipo de tercera división, el Nueva York Bravehearts.
Los vicios que acechan a los futbolistas
Los vicios del FPC
Hurtado no tardó en disparar las alarmas sobre la situación del fútbol profesional colombiano, remarcando las prácticas corruptas que encontró durante su carrera. «Hay que untar a todo el mundo», dijo, refiriéndose a las coimas que algunos clubes y empresarios piden para firmar contratos. ¿Es esto una forma de asegurar el éxito o simplemente una forma de manipulación?
Una cultura de sobornos y comisiones
El ex arquero compartió una anécdota reveladora: «Un ejemplo, me llamaba un equipo y yo le pedía 15 pesos de sueldo, entonces de una me respondían que no porque tenían a Pedrito Pérez que les cobraba 5. Muchas veces arreglé con equipos y al final del día todo se caía porque no accedía a darle comisión a determinada persona». Este tipo de prácticas son comunes, sobre todo en la categoría B, donde muchos jóvenes son explotados con salarios mínimos bajo la promesa de mostrar su talento.
Las apuestas ilegales y el dilema ético
Pero eso no es todo. Hurtado también apuntó hacia otro problema serio en el fútbol colombiano: las apuestas ilegales. «Últimamente, jugando para Patriotas, se me acercó mucha gente para ofrecerme una muy buena cantidad de dinero… era tan grande la suma que yo me quedaba aterrado. Pero mis principios, lo que me enseñaron en la casa, el ejemplo de mi papá y los valores que me inculcaron, me impedían aceptar una propuesta de esas. Eso sería jugar con el diablo», reveló, subrayando así el impacto que estas ofertas pueden tener en jóvenes futbolistas.
El dilema del silencio ante la corrupción
Entonces, ¿por qué no denunciar estas irregularidades? Hurtado expone un punto muy delicado: «Eso era un arma de doble filo; por ejemplo, si yo exponía eso ante los directivos y, Dios no lo quiera, me iba mal en un partido, entonces comenzaban a decir que había algo». La historia de un compañero que denunció y fue inmediatamente expulsado del equipo se convierte en un eco de su decisión de callar. «Por eso muchas veces es mejor el silencio», confesó el ex arquero, indicando que la auto-preservación puede ser más importante que la verdad.
Reflexiones finales
La historia de Luis Hurtado es un claro reflejo de los desafíos que enfrentan muchos futbolistas en Colombia. Lo que alguna vez fue un sueño glorioso se convierte en un campo minado de decisiones difíciles y dilemas morales. ¿Es el amor por el deporte suficiente para soportar este tipo de condiciones? Tal vez muchos jóvenes necesiten reconsiderar lo que significa «ser profesional». Con la esperanza de que algún día el fútbol colombiano pueda liberarse de estas cadenas y rescatar su esencia, la experiencia de Hurtado puede servir de lección para muchos. ¿Representará su historia un cambio en la forma en que se percibe la carrera deportiva en Colombia?