La situación que se ha generado entre la Federación Colombiana de Fútbol y Boyacá Chicó se calienta cada vez más. En un ambiente visiblemente tenso, el equipo boyacense ha decidido alzar la voz ante una realidad que inquieta a muchos: la negativa de las autoridades deportivas a entregar los audios del VAR del partido contra Fortaleza, disputado el 21 de abril, ha causado una nueva ola de indignación.

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Un partido lleno de polémicas
En ese encuentro, el árbitro Carlos Betancur tomó decisiones que despertaron controversia, especialmente al no sancionar un penalti que claramente favorecía al equipo ajedrezado. La cuestión se vuelve aún más crítica teniendo en cuenta que el VAR no llamó a Betancur para revisar la jugada, un hecho que la repetición mostró como indiscutible. ¿Cómo es posible que un incidente tan claro haya pasado desapercibido? Y lo más desconcertante: ¿por qué no se entregan los audios que podrían arrojar luz sobre esta situación?
La respuesta de Boyacá Chicó
Ante esta negativa por parte de la Federación y la Comisión Arbitral, Boyacá Chicó emitió un contundente comunicado, firmado por su presidente Nicolás Pimentel, quien es hijo del máximo accionista del club, Eduardo Pimentel. En el documento, se manifiesta la preocupación profunda que genera la falta de transparencia en las decisiones arbitrales. “Resulta lamentable que la Comisión Arbitral y la Federación, cuya misión es garantizar el cumplimiento de las reglas del juego, se nieguen a proporcionar material que han entregado a otros clubes”, se lee en su declaración.
La sombra de la desconfianza
La situación plantea interrogantes serias y urgentes. ¿A qué le temen las autoridades del fútbol colombiano al no facilitar esta información? ¿Es acaso una falta de confianza en la credibilidad del árbitro?, se pregunta Boyacá Chicó. Este silencio alimenta no solo la desconfianza hacia los árbitros, sino también la percepción de que podría haber un sistema que encubre errores en lugar de buscar la justicia deportiva.
Por si fuera poco, el comunicado enfatiza que esta situación no solo afecta a su club, sino que sienta un precedente aterrador en un campeonato que debería basarse en la transparencia y la equidad. “La falta de acceso a los audios del VAR es, sin duda, un golpe a la confianza de la afición y de la opinión pública”, afirmaron. Una vez más, la comunidad futbolística se ve en la mira de una crisis de credibilidad.

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El VAR como herramienta de defensa
Es importante recordar que en otras ocasiones, como en la final femenina de 2022, se entregaron los audios del VAR para respaldar decisiones arbitrales. ¿Por qué en este caso la herramienta que debería servir para la defensa de los árbitros no se está utilizando de la misma manera? Si no tienen nada que ocultar, ¿por qué no ceder el acceso a los audios? Esta incoherencia solo añade más leña al fuego de la polémica.
Un llamado a la acción
Boyacá Chicó no se queda callado ante este atropello y ha solicitado formalmente a la Comisión Arbitral y a la Federación Colombiana de Fútbol que revoquen su negativa y permitan el acceso inmediato a los audios del partido en cuestión. “Este pedido se hace de manera respetuosa, bajo los principios de buena fe, con el objetivo de preservar la integridad del campeonato y de sus actores”, indican desde la institución.
“De no obtener una respuesta satisfactoria en un tiempo razonable, nos veremos en la obligación de acudir a instancias legales, tanto nacionales como internacionales, para garantizar nuestro derecho a conocer la verdad de lo que sucedió y asegurar la correcta aplicación del reglamento”, advierte el comunicado. Esta es una escalada que podría tener consecuencias aún mayores, arrastrando la situación hacia otras instancias donde la presión para que se respete la justicia en el fútbol colombiano podría aumentar.
¿Qué futuro le espera al fútbol colombiano?
En última instancia, la situación actual no solo afecta a Boyacá Chicó, sino que se convierte en un reflejo de una problemática más amplia en el fútbol colombiano. El acceso a la información del VAR no es simplemente un privilegio para unos pocos, sino una herramienta que debería estar al alcance de todos los actores del deporte. La confianza, la transparencia y la integridad son elementos esenciales para que el hermoso juego siga siendo disfrutado por millones de colombianos.
Por lo tanto, la pregunta que todos nos hacemos es: ¿será capaz la Federación Colombiana de Fútbol de hacer un giro y reconsiderar su postura para restaurar la fe en el sistema arbitral? Cada día que pasa, se torna más necesario que las decisiones se tomen con base en la claridad, el respeto y, sobre todo, la justicia. La afición y el futuro del fútbol en Colombia dependen de ello.
