Daniel Cataño ha dejado una huella imborrable en la plantilla de Millonarios desde su llegada al club bogotano en 2022. Su calidad y compromiso fueron clave en la obtención de tres títulos con el equipo, lo que le ha ganado el aprecio de la hinchada embajadora. A pesar de su irregular rendimiento en los últimos partidos ante Pasto y La Equidad, su impacto en el equipo es innegable, tanto en el campo de juego como fuera de él.
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Una segunda oportunidad en su carrera
Durante una reciente charla en el podcast ‘En la Ventana’, Cataño reflexionó sobre su trayectoria y cómo su llegada a Millonarios representó una segunda oportunidad después de una etapa complicada en el Tolima. Recordó el momento en que falló un penal en la final de 2022 contra Nacional y su participación en la dura derrota ante Flamengo en Copa Libertadores. Esto lo llevó a tomar una decisión crucial: dejar el Tolima. “Mi familia la empezó a pasar mal en Ibagué. Me quedaba un año de contrato, entonces me acerqué a la directiva para que me dieran la oportunidad de salir, pero ellos dijeron que no porque yo era un activo del club”.
Un nuevo comienzo en Millonarios
Al llegar a la institución azul, Cataño se sintió revitalizado. Buscaba comenzar de cero; “llegué caído porque no venía con el mismo prestigio. No entendía nada hasta que llegué a Millonarios. Allí, en año y medio, ya tenía tres títulos. Obviamente, hubiera querido ser campeón con Tolima, pero quizás esa fue la puerta que Dios usó para prepararme. ¡Fue tremendo!”
La presión de un club grande
El volante sabe que ser parte de Millonarios implica una gran responsabilidad y una expectativa elevada. “Tiene una hinchada bacana, el estadio siempre lleno y apoyan. Millonarios es un equipo muy odiado, a donde vamos no sé porque ese odio tan verraco que sienten”. esta presión no sólo proviene de los fanáticos rivales, sino también de la gran base de seguidores que tienen los embajadores.
Reto en el camino hacia el estadio
Hablando sobre los desafíos que enfrenta el equipo, Cataño destacó un incidente ocurrido en Santa Marta en el que su grupo se vio comprometido. La travesía hacia el estadio fue complicada: “La ida para el estadio es jodida, aunque ahorita ya está pavimentada, porque hay que pasar como por un monte y eso por ahí es muy solo y oscuro. Se acercaron hinchas y le empezaron a pegar al vidrio. Montero iba ahí y le pegaron con un casco durísimo a la ventana. De un momento a otro, sentimos el rocazo… Romper los vidrios de esos buses es duro, ese man tuvo que haber tirado eso con mucha fuerza”.
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La admiración por Falcao
Cataño también habló de su relación con el reconocido delantero Radamel Falcao García, enfatizando la gran admiración que sienten todos en la plantilla por su trayectoria. Reveló una divertida anécdota sobre su llegada al club: “Ese camerino de nosotros bien pato con todo ese poco de locos. Cuando Falcao llegó, nosotros hacíamos chistes, pero él no captaba nuestro humor y nosotros con esa risa. Un día me dice: ‘Cata, es que no sé si hablan en serio o me están charlando’”.
Poder de la oración en el equipo
Para Cataño, la unión del grupo se ve reflejada en la fe y la espiritualidad. “Por lo general, el día del partido, antes del almuerzo, nos reunimos en una habitación para orar y por lo general lidero yo. Falcao me decía que era muy charro verme predicando, pero al dejarlo de hacer me convertía en otra persona por mi forma de hablar, las gorras, la forma en que visto. Le parece raro ese contraste”.
En estos días previos al encuentro contra Llaneros en el estadio Bello Horizonte Rey Pelé de Villavicencio, la expectativa crece a su alrededor. Daniel Cataño es consciente de la presión, pero también de la oportunidad que tiene para seguir demostrando su calidad y demostrar que cada titularidad es merecida.
Junto a éste, el equipo también se activa con la emoción que viene en cada triunfo y la pasión de sus hinchas. Millonarios tiene una historia rica y llena de altibajos, y Cataño, sin duda, es un capítulo importante en este relato en curso.
