La vida de Edwin Cardona es una película que muchos querrían ver en la pantalla grande: de una infancia llena de limitaciones económicas a una juventud repleta de sueños y triunfos que llegaron en forma de avalancha. Hoy, en su madurez, Cardona reflexiona con sabiduría sobre sus aciertos y errores.
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Recuerdos de un pasado difícil
En una emotiva entrevista con La Zona Show, Cardona abre su corazón y revive el camino que lo forjó. Creció sabiendo que no era fácil, con un padre que trabajaba de barrendero y a los 17 años ya era padre de familia. «Mi sueño era darle una casa a mi mamá», dijo con la voz entrecortada. Narró cómo, en un audaz acto de fe, pidió al entrenador Osorio un contrato especial para cumplir ese anhelo. «Lo logré cuando compré dos apartamentos», confiesa, rememorando con orgullo aquel logro monumental.
Decepciones y aprendizajes
Sin embargo, no todo ha sido un paseo por la cancha. Cardona cuenta que su momento más amargo fue quedar fuera del Mundial de Rusia 2018, un golpe bajo después de haber sido informado por el cuerpo técnico que sí iría. Un error cometido en un amistoso contra Corea le costó caro, pero Cardona asegura que fue una cuestión de desconocimiento, no de malicia. «Me equivoqué, fue una falta de estudio», confiesa, como cuando un delantero lanza un gol cantado por encima del travesaño.
Un futuro con la camiseta verde
Cardona ahora vislumbra un porvenir menos en el campo y más en la pizarra de tácticas. Espía su futuro con el deseo de regresar a su querido Atlético Nacional, pero esta vez como entrenador, motivado por su pasión y el deseo de formarse para guiar a nuevas generaciones de jugadores.
Escaramuzas verbales con el periodismo
Con un par de regates verbales, Cardona también lanza dardos al periodismo deportivo. Se siente incómodo con las críticas sin fundamento y aboga por la comprensión del esfuerzo diario de los jugadores. Para él, el sonido del partido es mejor sin el eco de juicios precipitados. «No necesitamos que nos digan cómo hacer un pase», sentencia, evidenciando que el juego tiene muchas más jugadas de las que se ven en 90 minutos.
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En conclusión, Edwin Cardona, ese diez que transformaba la pelota en poesía, ahora quiere tomar la batuta del director técnico. Su historia es un testimonio de lucha y resiliencia, bajo las luces y sombras de la vida profesional en el fútbol. ¿Quién sabe? Quizás pronto lo veamos diseñando estrategias desde el banquillo, elevando la misma pasión que alguna vez puso sobre el césped.
