El inicio del 2025 ha traído consigo una problemática ya conocida para nuestro fútbol chileno: ¡la odisea de programar y jugar partidos, incluso los amistosos! Como quien intenta meter un gol en el último minuto, la planificación de encuentros se ha convertido en un verdadero desafío tras el estallido social que todavía resuena en cada rincón del país.
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La autoridad manda: El arte de programar fútbol en Chile
Hoy por hoy, en Chile el fútbol tiene que proponer, pero es la autoridad la que dispone. Funcionarios de la ANFP y encargados de los clubes viven el día a día entre reuniones y papeles para hacer posible jugar incluso un amistoso. Esto no es solo un partido, ¡es una maratón de obstáculos semanales!
El reglamento de la Ley 19327 exige a los clubes cumplir una interminable lista de requisitos para organizar un partido. Todo bajo la supervisión de Carabineros, Estadio Seguro y las delegaciones presidenciales. Estos aspectos determinan si el balón rodará o se quedará detenido, definiendo desde el horario hasta si habrá hinchas visitantes.
¡La infraestructura: un talón de Aquiles!
La mayoría de nuestros equipos no poseen sus propios estadios, ¡un hándicap que complica la inversión necesaria en seguridad y comodidad! Así, el fútbol profesional chileno, de profesional muchas veces solo tiene el nombre. Las reformas y actualizaciones en infraestructura son raras aves en nuestros estadios, muchas veces careciendo de lo más indispensable.
El trabajo conjunto, una necesidad urgente
Iniciativas como el Registro Nacional de Hinchas han sido un paso en la dirección correcta, buscando enriquecer la «experiencia estadio». ¡Pero no nos podemos conformar solo con los titulares! El trabajo en equipo y la coordinación eficaz son la clave del éxito. Hasta antes del 2019, la ANFP tenía una mesa de programación donde los principales actores, desde Estadio Seguro hasta SIFUP, se reunían para coordinar, lo cual evitaba cambios inesperados de programación.
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Hoy, con la confianza hecha trizas y la mesa eliminada de las bases del campeonato, seguimos como una selección que no logra pasar de cuartos: confinados en nuestras trincheras, donde «cada uno anda con su librito». ¡Es hora de cambiar esta jugada, volver a trabajar juntos y darle al fútbol chileno el golazo que se merece!
La pasión no puede morir en las tribunas ni en los despachos. ¡El fútbol chileno necesita volver a brillar, dentro y fuera de la cancha!
