En el mágico 24 de diciembre, el fútbol chileno celebra a uno de sus dioses, el icónico José Marcelo Salas Melinao, quien apaga 50 velitas y nos recuerda que, aunque pasen los años, su leyenda siempre brillará con luz propia. El oriundo de Temuco, quien ha dejado una huella imborrable en el balompié, llega a medio siglo de una vida llena de goles, de gloria y de pasión. Desde sus primeros pasos en Universidad de Chile hasta sus conquistas en River Plate, Lazio y Juventus, y su definitivo regreso al equipo de sus amores, su trayectoria es digna de un guion cinematográfico. Y, en esta ocasión, hacemos un recorrido por aquellos goles que no solo se clavaron en el arco rival, sino también en los corazones de los chilenos.
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5. Gol pintado por la Lazio contra la Juventus
En la histórica temporada 1998-1999 de la Serie A italiana, Salas ya comenzaba a dejar destellos de su magia con la camiseta de la Lazio. Enfrente, la siempre difícil Juventus. El duelo avanzaba con cerraduras defensivas que parecían indomables, hasta que el Matador usó su sello personal. Un centro magistral del portugués Sergio Conceicao fue recibido como un regalo navideño por Salas: control impecable con el pecho, dejando plantado a Mark Iuliano, y con clase incomparable, definió ante el asedio de Morgan De Sanctis. Un momento sublime digno de plaqueta de bronce.
4. Magistral remate por Copa Libertadores
Era el 2005 y el “Shileno” retornaba a River Plate para regalarnos otra obra de arte antes de volver a la U. En octavos de final de la Copa Libertadores contra Liga de Quito, Salas protagonizó una jugada digna de una lección de fútbol. Recibió un pase largo, lo controló con la derecha como si fuera una caricia, y desde 25 metros sacó un zurdazo cruzado que dejó al portero Cristhian Mora sin opciones siquiera de decir “agua”. Una joya para la eternidad.
3. Wembley a los pies del Matador
Chile se preparaba para la Copa del Mundo de Francia 1998 y enfrentaba a Inglaterra en Wembley, un duelo de titanes. Fue el 11 de febrero cuando José Luis Sierra envió un pase que parecía sacado de un cuento de hadas. Salas lo controló con maestría usando el muslo y, como un pintor experto, dibujó un tiro cruzado imposible para Nigel Martin. Esa noche, cada chileno sintió un nudo en la garganta de puro orgullo. Wembley fue, por un instante, un templo levantado en honor al Matador.
2. El “Fenómeno” que paralizó al continente
Inmortal es poco para describir esta escena en la semifinal de la Supercopa contra Atlético Nacional. El relato de Marcelo Araujo aún retumba en las cabezas y corazones: «¡Golazo del Fenómeno!”. Tras abrir el marcador, Salas interceptó un balón en tres cuartos de cancha y, con precisión de cirujano, lanzó un zurdazo que hizo que el arquero rival solo pudiera mirar. Su disparo, elevado en forma de globito, se conectó directamente con la red y con la historia.
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1. Título de leyenda tras 25 años de espera
El 4 de diciembre de 1994 está grabado con letras doradas en la memoria de La U y su hinchada. En un clásico para definir al campeón, Universidad de Chile se enfrentaba a Católica. Los universitarios ansiaban el título que les había sido esquivo por 25 años. Con dramatismo digno de una novela, Salas convirtió el gol de la victoria tras un centro de Víctor Hugo Castañeda que Marcelo Jara dejó servido. Con puro estilo, controló con el pecho y, con su indomable zurda, selló una victoria cargada de emotividad. Un gol que resuena en las almas azules y que los cruzados, aunque aún protesten, jamás podrán borrar.
Bonus Track: Ascensión en la “mágica escalera”
En el Mundial de Francia 1998, cuando Chile se enfrentaba a Italia, Salas ya había marcado presencia en el césped de Burdeos con su primer tanto. Pero fue ese cabezazo, luchado y soberbio, que lo elevó por sobre Fabio Cannavaro y dejó a Gianluca Pagliuca petrificado, lo que selló la tarde con broche dorado. Tal como lo relata Pedro Carcuro: “Se subió al cielo, en una mágica escalera, le ganó a los grandotes italianos». En ese instante, cada chileno enmudeció de puro goce y reverencia.
Hoy, saludamos al Matador Salas—aquel ídolo eterno del fútbol chileno—quien sopla 50 velas. Que este medio siglo sea un recordatorio de su legado inmortal en el campo de juego. ¡Un brindis por usted, Marcelo, se lo merece!