Nicolás Maturana, una figura que emergió en Universidad de Chile bajo la tutela de Jorge Sampaoli, ha recorrido un camino variopinto en el balompié nacional e internacional. Con pasajes por equipos como Necaxa, Colo Colo y Cobreloa, donde sus actuaciones resonaron, el centrocampista ha visto su carrera transitar diversos rumbos. Este 2024, con 31 años, Nicolás se encuentra defendiendo los colores de San Antonio Unido en la tercera división del fútbol chileno, rodeado de otras viejas glorias que, en su momento, brillaron en la faceta más alta del deporte.
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La incertidumbre de Maturana: entre sueños y realidad
Con el término de la temporada, Maturana enfrenta un futuro incierto. “Tengo contrato hasta diciembre con San Antonio Unido, pero no he hablado con el club”, comenta con franqueza en una conversación con degoles. La llegada de un nuevo técnico y la falta de claridad sobre el próximo campeonato dejan a Nicolás en una especie de limbo futbolístico. “No sé si me tienen en cuenta”, admite, reflejando la incógnita que rodea sus días.
El arte de reinventarse: un constante desafío
A pesar de la falta de certezas, Maturana mantiene la calma. “Estoy tranquilo, estoy esperando”, dice con la sinceridad de quien conoce bien el vaivén del fútbol. Aunque ha contactado a varios clubes, algunas respuestas han sido poco alentadoras. No obstante, deja entrever una chispa de optimismo al estar abierto a escuchar ofertas. «Me estoy preparando bien», afirma, subrayando su dedicación y constancia.
La confesión más personal de Nicolás
El mediocampista abre su corazón al confesar un problema que lo atormenta: “Soy una persona joven, pero estoy catalogado como persona conflictiva en el medio, cosa que no es”. Sin representante, se enfrenta a un panorama donde debe lidiar con la complejidad de comunicarse directamente con equipos que a veces ni siquiera responden. Esta imagen de “oveja negra” es algo que Maturana carga como un peso extra en su carrera.
Calama: un regreso por escribir
Su entusiasmo por volver a Cobreloa es tan palpable como un gol a último minuto. “Me ofrecí, hablé con todo el mundo”, expone Nicolás, mostrando su incansable deseo de regresar al club donde se sintió más respaldado. Aunque le han indicado que hay otras prioridades para su posición, el mediocentro no pierde la esperanza. “Me gustaría volver a Calama, la gente me quiere mucho”, concluye con la esperanza viva, mostrando una faceta donde se mezclan la pasión y el profundo anhelo de pertenecer.