El fútbol chileno se encuentra atrapado en una tormenta perfecta. La Selección Chilena atraviesa un momento sombrío; nuestro campeonato local finaliza en noviembre, cuando en otros rincones del mundo se juega hasta diciembre. Ya no nacen estrellas del calibre de antaño y las problemáticas parecen no acabar. En medio de esta crisis, emerge una voz clara y sin temor a decir las cosas tal cual son: la de Jaime García, el «Búfalo» de Cartagena.
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Un cimiento débil, una casa tambaleante
García, técnico destacado y apasionado por nuestro fútbol, compartió sus reflexiones en el programa Todos Somos Técnicos de TNT Sports. «Estamos construyendo nuestra casa en arena. Desde abajo hasta lo más alto, todo necesita una mejora», expresó con la autenticidad que lo caracteriza.
Según García, todo está al revés en la formación de nuevos talentos. “Queremos buenos jugadores, pero llegamos a los primeros equipos para corregirlos. La esencia se ha perdido. Hubo un tiempo en que los técnicos guiaban a los niños con cariño, incluso estaban pendientes de que comieran. Ahora, esa pasión por el fútbol en las calles es un recuerdo lejano».
El fútbol formativo, una carrera de obstáculos
El panorama es desolador en el fútbol formativo. “Los jóvenes ya no disfrutan como antes; los profesores apenas tienen tiempo y después deben manejar un Uber por Santiago”, dice García, lamentándose de que la calidez de los antiguos formadores ha desaparecido.
El impacto de los jugadores extranjeros
García también comentó sobre la regla de los seis extranjeros por equipo: “Eso genera campeonatos irregulares. Luego queremos nacionalizarlos para la Selección. Si ayuda, bien, pero algo nos está diciendo este indicador», señaló, dejando al descubierto esta realidad que afecta al semillero nacional.
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¿Dónde están los estrategas chilenos en el extranjero?
García lanza una pregunta incisiva: “¿Cuántos entrenadores chilenos hay en Argentina o Uruguay? ¿Y cuántos gerentes técnicos?». La respuesta retumba en el silencio; ninguno.
El «Búfalo» concluye de manera contundente: “Vienen de afuera y nos cambian las reglas. Es como si alguien llegara a tu casa y te mandara. Hay que despertar”, insistió, consciente de que sus palabras dejarán huella en los titulares.
El fútbol chileno necesita más que nunca unirse, volver a sus raíces y escuchar a quienes, como García, tienen el coraje de alzar la voz para reconstruir lo que un día fue un orgullo nacional.