La tormenta que se desató en el Estadio Lucio Fariña tras el pitazo final del duelo en el que Unión San Felipe cayó 2-1 frente a San Luis de Quillota dejó secuelas inesperadas. ¡Y cómo no! Si el conocido portero, Paulo Garcés, se vio envuelto en un embrollo que sacudió al fútbol nacional. Tras ser arrestado, el «Halcón» conoció su destino en manos de la justicia chilena.
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Una tarde para el olvido en Quillota
El revuelo empezó cuando Garcés, en un episodio que parece sacado de una película de acción, fue acusado junto al defensor argentino Facundo Monteseirín de empujar a los guardias de seguridad del estadio. Hasta se reportó que uno de los futbolistas lanzó un golpe de puño, encendiendo la mecha de una verdadera novela policial. ¡Insólito!
La justicia y su veredicto
Con un despliegue digno de una final de campeonato, los Carabineros aguardaron a los protagonistas a la salida del campo de juego y los llevaron directamente a la comisaría, donde cada uno viviría desenlaces distintos.
Para Garcés, la historia tomó un giro agridulce. Fue liberado sin pasar a control de detención, un alivio momentáneo en medio del tornado. Pero el argentino Monteseirín no corrió la misma suerte de entrada y debió comparecer ante la justicia. Al final, también fue liberado, sin embargo, quedó con la mirada fija en el horizonte de la investigación, con medidas preventivas a cuestas y la restricción de no acercarse a la víctima.
Un legado en la cancha, una sombra fuera de ella
Más allá del enredo en que se encuentra, Garcés lleva en su currículum hitos de los que pocos pueden jactarse. Con 40 años, el arquero chileno ha logrado defender los colores de titanes como la Universidad Católica, Universidad de Chile y el poderoso Colo Colo, sin olvidar su paso por La Roja, donde alzó la Copa América en 2015. Un reconocimiento que contrasta con los recientes altibajos, evidenciando la delgada línea entre la gloria y la controversia.
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En medio de estos días agitados, el fútbol chileno parece, una vez más, caminar por la cuerda floja entre la pasión y la violencia. Una historia que, con certeza, todavía tiene varios capítulos por delante. ¡Así están los días en el balompié nacional!
