Darío Melo ha llegado como un salvavidas a Universidad Católica, poniéndose la camiseta a sus 31 años tras la desgraciada lesión de Thomas Gillier. El arco de San Carlos de Apoquindo tiene nuevo guardián, y el anuncio no podría haber sido más inesperado. Melo compartió la historia detrás de este llamado que le cambió el rumbo en un abrir y cerrar de ojos: «Me llamaron por teléfono, contesté y me preguntaron si quería jugar en Católica. Obvio que dije que sí”, confesó el nuevo cruzado, quien no lo pensó dos veces antes de dar el sí que lo colocaría bajo los tres palos del club.

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La propuesta lo alcanzó en pleno viaje hacia una jornada de entrenamientos con Melipilla. “Estaba llegando a entrenar con los Potros. Recibí un mensaje. Pensé, ‘esto es broma, no puede ser’”, relató Melo entre incrédulo y emocionado.
Una llamada que cambió el destino de Melo
Melo confesó su asombro al enterarse del interés de los Cruzados en su fichaje: “Me mandaron un mensaje. Me preguntaron si quería jugar en Católica. Dije que me llamaran en 10 minutos para ver si era verdad. Me pilló muy de sorpresa. No lo esperaba, se disfrutó mucho más así”. Y así, como de la noche a la mañana, Melo se enfunda la franja para defender con pasión los colores de la UC.
Competencia feroz en la portería y recuerdos del pasado albo
El portero llega con la mentalidad de un guerrero dispuesto a luchar por su lugar en la cancha. “Ningún jugador firma en un equipo como titular. Vengo a competir. Es lo que me caracteriza. Llego en un momento muy bueno”, aseguró Melo, demostrando que tiene garra de sobra para luchar por ser el guardián indiscutido del cuadro precordillerano.
Tampoco olvidó su periodo en otro gigante del fútbol chileno: “Estuve un año en Colo Colo, estuvo marcado por el estallido social, después vino la pandemia”. A pesar de las turbulencias, Melo mantiene en su memoria un capítulo que, sin duda, aportó una gran experiencia en su trayectoria bajo los tres palos.

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