Tomás Nasif, el joven crack que ha aterrizado en Banfield, no tiene más que palabras de agradecimiento y pasión por su decisión de unirse a este club que vive y respira fútbol como nadie. “Venir a Banfield fue una gran elección”, confiesa con una sonrisa que ilumina su rostro y sus ojos brillan como si fueran dos estrellas en una noche despejada. Este volante se siente en casa, y no es para menos; el ambiente es de pura adrenalina, un verdadero hervidero de emociones en cada entrenamiento y, sobre todo, en cada partido.
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La magia del Taladro
Nasif, que llegó a Banfield con el corazón repleto de expectativas, no pudo ocultar su alegría al hablar de la hinchada, ese 12° jugador que empuja a los once guerreros en la cancha. “El aliento de la gente es como un puñetazo al estómago, te llena de fuerza y te da ganas de darlo todo” dice, mientras recuerda los cánticos que resuenan, vibrantes, en el Florencio Sola. No hay duda, el Taladro lo ha recibido con los brazos abiertos y él está decidido a devolver ese amor con esfuerzo y dedicación.
Un desafío que lo enamoró
El volante destaca que su llegada a Banfield representa un desafío en su carrera: “Venir acá es como subirse a una montaña rusa, con sus altibajos, pero la adrenalina te mantiene vivo” comenta, refiriéndose a la intensidad de la Primera División. Cada día en el entrenamiento se convierte en una batalla, un tira y afloja donde la competencia se siente en el aire. “No quiero ser uno más, quiero dejar una huella”, asegura con determinación. Y es que Nasif sabe que cada pase, cada drible y cada gol pueden marcar la diferencia en un torneo tan reñido.
Y cómo olvidar ese partido reciente, donde sus habilidades brillaron como el sol entre las nubes, conduciendo al equipo a una victoria épica. “Ese partido fue el despegue”, sostiene con fervor, recordando cómo logró asistir a su compañero en un gol que hizo estallar de alegría a la hinchada. “Ver la tribuna estallar fue indescriptible, como un fuego artificial en medio de la noche”, dice él, dejando claro que no hay nada que se compare al grito de gol de los hinchas.
La conexión que ha formado con sus compañeros y el cuerpo técnico promete ser el motor que impulse a Banfield hacia grandes cosas. “Estamos trabajando duro, pero el grupo es espectacular. Cada uno aporta su granito de arena y eso se siente en la cancha”, reflexiona, demostrando su mentalidad colectiva, un verdadero espíritu de equipo que es un sello distintivo del Taladro.
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En resumen, Tomás Nasif no solo llegó a Banfield; se ha enamorado de la camiseta y de lo que representa, un club que tiene la garra y el corazón de su gente. “Estoy aquí para luchar y dejar todo por esta camiseta”, concluye con pasión. Con esa determinación y el apoyo incondicional de la hinchada, estamos seguros de que Nasif será una pieza clave en la historia reciente de Banfield. ¡Que comience la fiesta del fútbol!