La noche del sábado fue mágica para Godoy Cruz de Mendoza, y todo gracias a un hombre que no solo sabe dónde está el arco, sino que también lo siente latir en su pecho: ¡Salomón Rodríguez! En un partido que parecía atrapado por el tiempo, el delantero se convirtió en el héroe de la jornada, desatando un grito de gol que resonó hasta las estrellas.
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Un Gol que Valió Oro
El encuentro se tornó un verdadero mano a mano, donde el Tomba no podía dejar escapar la oportunidad de sumar de a tres. A los 71 minutos, cuando el partido estaba más caliente que un asado en pleno verano, Rodríguez apareció como un rayo en medio de la tormenta. Recibió un pase filtrado, vislumbrando un pequeño resquicio entre la defensa rival. Con la precisión de un cirujano, se acomodó la pelota, y cuando todos contenían el aliento, ¡pum! La red se sacudió y el estadio estalló en vítores.
El Espiritu de Mendoza en Cada Jugada
La celebración no tardó en llegar. Salomón, desbordando felicidad, se dirigió a la hinchada como si supiera que ese gol significaba mucho más que simplemente sumar tres puntos. Era la esencia misma de Godoy Cruz, un equipo que pelea con garra y corazón. Los hinchas, enloquecidos, vitoreaban su nombre, y en ese instante, cada lágrima y cada aliento compartido se transformaron en una sola voz que retumbaba en las tribunas.
El resultado final se selló en 1-0, un triunfo que sabe a gloria y que enaltece la historia de un club que sigue dejando huella en el fútbol argentino. Con este triunfo, no solo suma confianza, sino que se posiciona como un contendiente serio en la liga. A la espera de lo que viene, los corazones mendocinos laten más fuertes, con la certeza de que con jugadores como Salomón, el camino hacia la cima parecerá un poco más cercano. ¡Vamos, Tomba! ¡Esto recién comienza!