La jornada futbolística del fin de semana dejó a los hinchas de River Plate con el corazón en un puño luego del empate ante Platense. Sin embargo, no fue solo el resultado lo que encendió la chispa de la polémica: ¡ay, el VAR y esas decisiones que nos dejan más confundidos que un loro en un baile! La situación que acaparó la atención en las redes fue la no expulsión del jugador del “Calamar”, Ander Herrera, quien en una jugada más violenta que un elefante en una cristalería, le clavó un planchazo al pobre de Paulo Díaz. ¡Increíble!
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Una jugada que hizo temblar a la hinchada
Esos minutos de tensión parecían eternos. La jugada fue un verdadero espectáculo del que todos hablaban: Herrera, en una búsqueda desesperada por arrebatarle la pelota a Díaz, se lanzó con todo pero, a pesar de la contundencia del lance, el árbitro decidió que no era suficiente para sacar la roja. Los gritos de indignación resonaron en el Monumental, mientras que los hinchas se preguntaban si la justicia estaba más ciega que una gaviota en una tormenta.
Pero eso no fue todo. En el otro extremo del campo, el arquero Emiliano Armani también tendría su momento de gloria (o de pena, mejor dicho). En un tiro libre de Platense, el “1” millonario contenía el aliento de todos, pero, en un giro del destino que ni el más talentoso de los narradores podría prever, el balón se deslizó de sus manos, dejando a todos boquiabiertos y con el corazón hecho trizas. ¡Puf! Se fue la victoria, y con ella, la ilusión de sumar de a tres.
Armani y su lucha interna
El error de Armani, más doloroso que una caída en el último escalón, generó empatía entre los hinchas. El arquero, que tantas alegrías ha brindado, mostró su vulnerabilidad, como si fuera un luchador que se cae en el último asalto. Ahí, en medio de la tempestad, se sentó en el suelo, buscando respuestas en ese césped que le había dado tantas. ¡Esa escena! Un arquero que es un gladiador en la cancha, pero que ante la adversidad muestra su lado más humano. ¡Que no lo toquen, que es nuestro!
Al final de cuentas, el empate dejó más preguntas que respuestas. Como si el fútbol, en su esencia, nos hubiese recordado que a veces, nuestra pasión puede ser tan engañosa como un reflejo en el agua. La próxima cita tendrá que ser una oportunidad para redimirse; ya lo dice el lema del hincha: “¡A no rendirse nunca!”. ¡Vamos, River!