Rosario Central pegó fuerte: goleó a Vélez, el líder del Torneo de la Liga, y le cortó una larga racha
Los canallas, con garra y corazón, protagonizaron una noche épica en el Gigante de Arroyito. Ante un Vélez imparable y líder indiscutido, Rosario Central se levantó como un león herido y dejó todo en la cancha para llevarse una inesperada y contundente victoria por 4-1. ¡El estadio vibraba como nunca!
Un arranque arrollador
Desde el pitazo inicial, Central salió con todo. No habían pasado ni cinco minutos cuando el delantero Marco Ruben, como un rayo, rompió la defensa velezana y anotó el primer gol con un cabezazo letal. ¡BOOM! La pelota sacudió la red y el Gigante explotó en un grito ensordecedor. Vélez, atónito, no encontraba respuestas.
El dominio total y absoluto
Los minutos pasaban y los dirigidos por el Kily González no bajaban el ritmo. Cada jugada era una flecha al corazón fortinero. En el minuto 22, el mediocampista Emiliano Vecchio, con la precisión de un francotirador, se sacó un zapatazo desde fuera del área y clavó la pelota en el ángulo. ¡Qué golazo, papá! La hinchada deliraba de felicidad.
Un Vélez irreconocible
Los de Liniers, desacostumbrados a estas situaciones, caminaban la cancha sin rumbo, como náufragos en un mar embravecido. Era un suplicio cada vez que Rosario Central tomaba la pelota. Las llegadas eran constantes y el arquero Lucas Hoyos se convertía en un muro, intentando evitar una goleada aún mayor.
El golpe final
Pero Central no había dicho su última palabra. En el segundo tiempo, el joven promesa Luciano Ferreyra mostró por qué es uno de los futbolistas más esperanzadores del país. Calzó la redonda con maestría y coló el balón por debajo de las piernas del arquero en una jugada electrizante. ¡GOOOOL! Era el 3-0 y el delirio total para la afición auriazul.
La reacción de Vélez y el cierre glorioso
Vélez intentó reaccionar y logró descontar gracias a un penal bien cobrado por Thiago Almada, lo que les dio una esperanza mínima. Pero Central le puso el broche de oro: Ruben, otra vez él, sentenció la partida con un cuarto gol en los minutos finales, dejando en claro quién mandó en la cancha esa noche.
Un festejo merecido
El final del partido fue una fiesta. Jugadores e hinchas unidos en un abrazo de emociones, celebrando una victoria que quedará en el recuerdo por mucho tiempo. En Rosario, la noche se llenó de canciones y abrazos, mientras que Vélez se fue con la cabeza gacha, buscando razones para explicar un tropezón imprevisto.
Rosario Central: más que 11 jugadores, un alma invencible. Vélez, a recuperar fuerzas y repensar estrategias. ¡Qué lujo de partido, señoras y señores! El fútbol argentino, una vez más, nos regaló una noche inolvidable.