El Monumental se estremeció al ritmo del Superclásico: un rugido colectivo anticipaba la magia que se avecinaba. Y es que el balón, con la música de tango enredada en su trayectoria, encontró a Franco Mastantuono, el héroe inesperado, dispuesto a desatar el carnaval en las gradas.

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Un Gol Para el Recuerdo
Cuando el reloj marcaba el minuto 15, el árbitro pitó falta y ahí se dibujó la escena que quedará en el corazón de cada hincha millonario. Mastantuono se paró frente al balón como un artista frente a su lienzo. La barrera de Boca intentaba ser un muro, pero el joven ya había colocado la pincelada perfecta en su mente.
¡Bam! —El estadio contuvo el aliento. La pelota surcó el aire cual cometa en una noche despejada, describiendo una curva imposible y sembrando la incredulidad en el arco xeneize.
El Estallido de la Hinchada
¡Gooooool! El eco de ese grito resonó como un trueno furioso en Núñez. Mastantuono corrió hacia la tribuna, sus compañeros lo envolvieron en un abrazo que parecía contener el alma de más de 80.000 fanáticos. ¡Se armó la fiesta! El Superclásico no podía haber tenido un inicio más vibrante.
- Liderazgo y magia: La presencia de Mastantuono fue como el eje de un torbellino, energizando cada rincón del campo.
- Una barrera inútil: La defensa de Boca, plantada como un ejército, no tuvo más opción que ser espectador del momento mágico.
La emoción inundó el Monumental. El golazo de Mastantuono no sólo abrió el marcador, sino que encendió un enfrentamiento lleno de pasión y adrenalina. ¡Y esto recién empezaba! Los hinchas esperaban con ansias el desenlace de un partido que ya pintaba para ser inolvidable.

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El Superclásico es una historia que se escribe en cada partido, y hoy, Franco Mastantuono añadió un capítulo que vibrará en la memoria de todos los futboleros. ¡Qué manera de arrancar el derbi!
