¡Qué manera de iniciar un partido con el corazón en la boca! En el vibrante encuentro entre Racing y Vélez, la noche se pintó de drama cuando en los primeros compases del juego, el defensor estrella de la Academia, Quirós, encendió las alarmas del estadio. Como si de una película de suspenso se tratara, cada hincha en el Cilindro de Avellaneda sintió un nudo en el estómago cuando lo vio caer al césped.
Un comienzo a toda orquesta, pero con una nota desafinada
La pelota apenas empezaba a rodar y Racing pisaba fuerte, intentando dejar su sello en el partido. Sin embargo, el destino le tenía preparado un guion diferente a Quirós. Mientras marcaba con la garra característica, de repente, ¡zas!, su rodilla izquierda se torció de manera aparatosa, como si un trueno hubiese partido la calma del cielo. ¡Pum! Al igual que un tamborileo frenético, el murmullo de preocupación estalló entre los asistentes.
La salida de un guerrero
El marcador del cronómetro apenas sumaba minutos, y ya tenía al defensor siendo atendido por los médicos. Con un gesto de dolor que no necesitaba palabras, Quirós debió hacer el amargo camino fuera del verde. Fue como ver a un titán desplomarse. En su lugar, ingresó Federico Martínez, un cambio que llegó como un as bajo la manga, pero a la vez, con la pesadez de una gran responsabilidad sobre sus hombros.
La batalla continúa
- Emoción y tensión a flor de piel
- La hinchada no dejó de alentar ni un segundo
Con Quirós fuera de combate, el partido continuó con el calor de una final. Racing no bajó la intensidad, tal como un león herido que ruge aún más fuerte. El empuje de la hinchada fue imparable, como un huracán de esperanza que soplaba desde las gradas.
No cabe duda de que la lesión de Quirós dejó a más de uno con el corazón en un puño, pero su espíritu aguerrido permanecerá en cada jugada de sus compañeros. ¡Vamos Racing! ¡A dar pelea hasta el final!