¡A pesar del traspié en el marcador, Racing vibró nuevamente y celebró a lo grande su conquista de la Copa Sudamericana! La Academia mostró que, aunque el resultado no fue el esperado en el último encuentro, el espíritu y la pasión siguen más vivos que nunca. En una noche cargada de emociones, Gustavo Costas, con una sonrisa picarona y una alegría indisimulable, recordó aquel momento profético: «Mis hijos me dijeron de todo», confesó entre risas.

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El corazón racinguista latiendo fuerte
La jornada enfrentó a Racing con un duro rival, que logró imponerse en el marcador, pero nunca en el alma del equipo. La hinchada en el Cilindro vibró al compás de una pasión que casi se podía palpar en el aire, como un tango resonante de Amores. Cada pase y cada regate eran puro arte: la pelota parecía flotar cual mariposa en primavera, guiada por las precisas zapatillas de los jugadores académicos.
Costas y su predicción de oro
Antes de que comenzara la temporada, Gustavo Costas había lanzado una predicción que ahora resuena como el eco de un trueno en la historia de Racing. «Este equipo tiene la madera para hacer historia y ahí estará el premio al final del camino», decía. Y así fue. Aunque esa noche no se llevó la victoria, el verdadero tesoro ya había sido conseguido: la ansiada Sudamericana.
- El equipo jugó con el alma: entregando el cien por ciento en cada corrida, en cada entrada.
- La hinchada, el ‘jugador número 12’, no falló en ningún segundo del partido;
¡era un carnaval de banderas y cantos desde las tribunas!
Un festejo que no se mancha
Aunque el sabor amargo del resultado final persistía, eso no impidió que la fiesta académica invadiera Avellaneda. Fue como si cada hincha llevara un pedacito de trofeo en el corazón, recordando que una derrota no apaga ni de cerca el brillo de lo que ya se había logrado. Costas, todavía riendo de aquella predicción que casi parece mágica ahora, recordó: «Mis hijos me dijeron de todo», y esa noche, ciertamente, el amor por Racing era el idioma común.
Amigos en la cancha, ¡sigamos con la vista al cielo, que la Academia ya tocó las estrellas!

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