El Club Atlético Platense, ese gigante de la tradición futbolística argentina, ha estado al borde de la gloria en múltiples ocasiones, como un bailarín que se aproxima al aplauso final después de un espectacular danzón. Y cada vez que el “Calamar” ha estado cerca de tocar el cielo con las manos, los corazones de sus hinchas han palpitateado al ritmo del genuino amor por los colores, en un viaje lleno de emociones y anhelos.
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Los Tiempos de la Esperanza
Desde su primera incursión en la cima del fútbol argentino, el Platense ha navegado por mares turbulentos y ha surcado cielos despejados, siempre con la vista fija en el objetivo: el campeonato. ¿Quién puede olvidar aquel épico torneo de 1977? El “Calamar” demostró que su espíritu indomable no conoce límites, desafiando las adversidades, como un boxeador que se levanta después de cada golpe. ¡Qué actuaciones! Con una defensa sólida como una roca y delanteros que hacían bailar a las defensas rivales, Platense se metió en la pelea final, dejando a su paso un rastro de ilusiones desbordadas.
El Clásico de la Adrenalina
Y cómo no recordar su participación en la temporada del 88, donde todo parecía estar a su favor. Los hinchas, cual manada de leones rugiendo en la tribuna, vieron cómo el equipo luchaba partido tras partido. En ese último encuentro con el eterno rival, la tensión se podía cortar con un cuchillo. Con el tiempo agotándose, un gol en el último suspiro es lo único que se necesitaba para alcanzar la gloria. Pero, justo en ese momento, el árbitro pitó un penal inexistente a favor del rival. ¡Increíble! El grito de furia resonó en cada rincón de Vicente López. Ese día, el sueño se desvaneció, pero no las esperanzas.
El Camino hacia la Redención
En los años 90, Platense nos regaló otro capítulo sublime. Con un plantel lleno de talentos emergentes, cada pase era una melodía y cada tiro al arco, una obra maestra. Aquella temporada 95/96 fue un festín de emociones, donde el equipo llegó a pelear en la parte alta de la tabla, como un gladiador en la arena. Pero en el último tramo del torneo, el destino volvió a jugarle una mala pasada. Aquel famoso partido contra Boca, donde un gol de esos que dejan huella quedó grabado en la retina de todos, desnudó la fragilidad de la esperanza. Una vez más, los sueños se escaparon, como agua entre las manos.
La Pasión No Se Apaga
Hoy, Platense sigue siendo una llama encendida en el corazón de sus seguidores. Las calles se llenan de pasión cada vez que el “Calamar” salta al campo, y el eco de los cánticos resuena en cada rincón. La historia sigue escribiéndose, y cada nuevo torneo es una oportunidad para volver a soñar con alzar ese trofeo tan esquivo.
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Las veces que Platense estuvo tan cerca de ser campeón, son lecciones de perseverancia, de luchar hasta el último suspiro. Porque como bien dicen por estos lares, “el que no arriesga, no gana” y el “Calamar” nunca deja de arriesgar. ¡Vamos Platense, la gloria te espera!
