Una tarde que empezó con el pie derecho se transformó en un torbellino de emociones en el Estadio Tomás Adolfo Ducó, donde Huracán y su afición vivieron una verdadera montaña rusa. En un partido electrizante, la figura del encuentro, Pereyra, se convirtió en protagonista de una insólita expulsión que dejó con la boca abierta a todos los presentes.

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¡De la gloria a la oscuridad en un abrir y cerrar de ojos!
El mediocampista, que hasta ese momento brillaba con su juego, recibió dos tarjetas amarillas en un lapso de apenas un minuto. ¡Un verdadero slap en la cara del ‘Globo’! En el minuto 60, tras una falta un tanto discutible, el árbitro decidió sancionarlo. El público, que en un principio vitoreaba su nombre, quedó atónito. Pero lo inexplicable llegó después: apenas sesenta segundos más tarde, en una jugada más que discutible, el colegiado volvió a sacar la amarilla y, de esta manera, el sueño se convirtió en pesadilla.
La reacción de un público en shock
Las tribunas estallaron como una olla a presión. Los hinchas, que venían con el corazón a mil por hora, no podían creer lo que sucedía. Gritos de incredulidad, puños al aire y una mezcla de emociones entre risas y lágrimas se desbordaron. “¡No puede ser!” resonaba en cada rincón del estadio, mientras los jugadores, que corrían frenéticamente, se preguntaban cómo podría haberse llegado a esta locura. El equipo local, que luchaba por cada balón, vio cómo se les escapaba el partido entre las manos.
Esta situación, que recuerda a esas jugadas típicas de película de comedia, nos muestra lo impredecible que puede ser el fútbol. La expulsión de Pereyra no solo cambio el rumbo del partido, sino que dejó una huella imborrable en los corazones de los hinchas.
Fue una jornada en la que el amor por la camiseta se cruzó con la desesperación por decisiones que a veces parecen sacadas de un mal sueño. La gente del ‘Globo’ esperaba más de su estrella, y aunque las lágrimas hoy empañan los ojos de muchos, el aliento inquebrantable de la hinchada siempre estará, recordando que el fútbol es emoción pura, aunque a veces duela en el alma.

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