La bombonera aún resonaba con el eco de la pasión, pero en el Coloso del Parque, Newell’s Old Boys decidió dar un golpe de puño en el pecho y robarle el protagonismo a Boca Juniors. En un arranque que dejó a todos con la boca abierta, Luciano Herrera se convirtió en el héroe de la tarde, marcando un gol que quedará grabado a fuego en la memoria leprosa. ¡Qué manera de madrugar!

Duplica tu depósito hasta $200.000 en apuestas y casinos bono de bienvenida
Un inicio de película
El encuentro arrancó con la intensidad de un clásico, donde los colores rojo y negro se enfrentaron al azul y oro en una batalla épica. Desde el silbato inicial, el ambiente se palpaba cargado de adrenalina. Las hinchadas, dos mares de gente, vibraban en un ritmo frenético, como tambores de guerra, listos para alentar a su signo de pertenencia.
Fue en el minuto 7 cuando Herrara se vistió de héroe. Un contragolpe fulminante, como un rayo que surca el cielo, llevó el balón desde el mediocampo hasta la puerta de Boca. Con una finta que hizo desmayar a más de uno, el pibe se metió entre las líneas defensivas y sacó un derechazo que se coló justo en la red, dejando al arquero rival anclado en el suelo. ¡Golazo! El estadio estalló como una caldera a punto de reventar, y el grito de «Dale, Leproso» se escuchó hasta el último rincón de Rosario.
Tácticas que emocionan
El primer tiempo fue un pulsar de emociones. Boca, aturdido por el impacto del gol, intentó reaccionar como un león herido. Martín «el Pulpo» Medina empezó a meterse en el juego, distribuyendo el balón con precisión quirúrgica, aunque la defensa de Newell’s estaba más sólida que un roble. Cada ocasión que generaban las «glorias» se desvanecía como humo en el viento, gracias a la actuación estelar de los defensores rosarinos, que corrían y luchaban como gladiadores en la arena.
Más que un simple partido
Cada jugada, cada pase, cada suspiro de la hinchada te transportaba a un universo donde el fútbol es más que un deporte; es una religión, es amor y dolor. Newell’s mantuvo la ventaja, como un boxeador que aguanta el vendaval de golpes en el ring. Con el transcurrir del tiempo, Boca buscó en su baúl de recursos a sus estrellas, pero el tiempo se les escurrió entre las manos como arena. A pesar de los intentos, la defensa leprosa se mantuvo firme, gritando a los cuatro vientos que este día era de ellos.

Duplica tu depósito hasta $200.000 en apuestas y casinos bono de bienvenida
El pitido final resonó como el mejor de los himnos, y Newell’s se quedó con los 3 puntos ¡y la gloria! Quedó demostrado que, a veces, los grandes tienen que arrodillarse ante el talento y la garra de quienes nunca dejan de luchar. Sin duda, este triunfo será recordado y celebrado como una jornada de hazaña que quedará grabada en los corazones de todos los hinchas rojinegros. ¡Arriba, leprosos! ¡Hoy, y siempre, a seguir soñando!
