¡Y qué debut, señores! Maxi Salas, ese pibe que llegó a River como un rayo, ahora se encargó de ponerle punto final a un culebrón que lo tenía a él y a Racing como protagonistas de una novela digna del mejor prime time.

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Un Debut de Película
Con la camiseta de River pegada como segunda piel, Salas pisó el Monumental y dejó todo en el césped. ¡Qué manera de correr, por favor! Como un potro desbocado, se movió por la cancha con la gracia de un bailarín de tango y la furia de un león que recién sale de la jaula.
Jugada Clave: Gol y Liberación
Fue en el minuto 23 cuando Maxi capturó un balón que venía como un misil teledirigido. Controló con maestría y, como quien no quiere perder el colectivo, la mandó a guardar al fondo de la red. Ese gol fue como un soplo de aire fresco en una tarde de verano, directo al corazón de los hinchas riverplatenses que explotaron en un grito ensordecedor: ¡Goooool!
- Amague Sutil: Dejó a un defensor en el suelo, como una víctima de un huracán.
- Definición precisa: Un remate tan justo que pareció medirlo con regla.
Sacando la Mochila
Después del pitazo final, Maxi declaró -con la voz entrecortada y hasta alguna lágrima asomándose- que su ciclo con Racing había llegado a su fin. “Era como una mochila pesada”, dijo, que se la sacó con ese gol liberador.
Compromiso y Corazón
El compromiso de Salas no pasa desapercibido. ¡Es un crack de aquellos! Su entrega en la cancha fue un poema en movimiento, ganándose el afecto y los cánticos de la hinchada en un santiamén.

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El Camino Ahora Es Millonario
Ahora, con Racing en el espejo retrovisor, Maxi solamente mira hacia adelante, con los sueños encendidos como estrellas en la noche. ¡Vamos por más, Maxi! Desde este rincón del ambiente futbolero te decimos: La pelota siempre al 10, que ocurren milagros. Y eso fue lo que hizo… Alegría para el alma riverplatense.
