Después de una dura batalla en la Bombonera, donde Aldosivi salió derrotado ante Boca Juniors, se encendieron las alarmas en Mar del Plata. Y como un rayo que parte el cielo, el club decidió realizar un cambio drástico: Mariano Charlier dejó de ser el timonel del equipo.

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### La derrota que resonó
El partido resultó ser un verdadero “palo” para el conjunto marplatense. Con un primer tiempo en el que los tiburones mostraron destellos de esperanza, pero un segundo tiempo que se transformó en un auténtico torbellino, los goles de Boca se sintieron como un balde de agua helada. La hinchada, que llegó con la ilusión a flor de piel, vio cómo el sueño se desmoronaba a medida que el reloj avanzaba. Ese gol de Villa, que cambió el rumbo del encuentro, dejó un eco en el alma de los seguidores.
### La decisión
La dirigencia, sintiendo la presión de la afición y el peso de la historia, decidió que era momento de dar un golpe de timón. En un comunicado lleno de emotividad, el club destacó el esfuerzo de Charlier, pero a la vez, reconoció que los resultados no acompañaban. Se hizo notar que este era un barco que parcialmente naufragaba en aguas turbulentas, y se necesitaba de un nuevo capitán.

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### Un ciclo que se cierra
Charlier llegó a Aldosivi en una etapa marcada por la promesa y la expectativa. Sin embargo, como quien enciende un fuego y ve cómo se apaga, su paso quedó marcado por altibajos. La hinchada, siempre apasionada, no dudó en expresar su apoyo pero también su desilusión. “Es una lástima, pero esto es fútbol”, se escuchó entre murmullos en las gradas del José María Minella.
### ¿Qué sigue para Aldosivi?
Ahora, con la necesidad de un nuevo aire, los rumores sobre posibles reemplazos ya corren como pólvora. Se barajan nombres, y aunque todavía no hay un reemplazo confirmado, la esperanza de un revulsivo que devuelva la sonrisa a la gente comienza a crecer. Aldosivi no se rinde, y como bien dicen en la tribuna: «Siempre hay un nuevo amanecer después de la tormenta».
La espera de la hinchada es palpable. Con cada latido, la ciudad sueña con volver a ver a sus tiburones nadar en aguas más tranquilas. ¡Vamos, Aldosivi!
