Marcelo Méndez lamentó los «15 minutos catastróficos» de Gimnasia en el clásico ante Estudiantes
En una tarde de puro vértigo en el estadio del Bosque, Gimnasia y Esgrima La Plata vivió un verdadero calvario en el clásico ante Estudiantes. Marcelo Méndez, DT del Lobo, no ocultó su desazón al referirse a los «15 minutos catastróficos» que cambiaron por completo el rumbo del partido. ¡Qué manera de sufrír, loco!
El derrumbe en el clásico
En esos primeros quince minutos fatídicos, Gimnasia fue sacudido como si el mismísimo Huracán se hubiera desatado en el campo de juego. Un vendaval de goles que convirtió al Lobo en una sombra de sí mismo. Dos goles de Estudiantes en un abrir y cerrar de ojos, y el equipo quedó completamente noqueado, como un boxeador que recibe un «cross de derecha» fulminante.
Primer golpe: La apertura del marcador
¡Boom! Apenas al minuto 5′, una jugada a balón detenido terminó en un cabezazo certero que dejó sin respuesta al arquero del Lobo. ¡Fue un balde de agua fría! La defensa quedó parada, como si les hubiera caído un piano encima.
El segundo golpe: El penal que desmoronó todo
Ni bien se estaban acomodando del primer golazo, vino la jugada que terminó de hundir al equipo: penal para Estudiantes. La hinchada del Lobo ni había terminado de lamentarse cuando el silbato sonó señalando la infame pena máxima. El delantero rival ejecutó con precisión quirúrgica, ¡y adentro, señores y señoras! Era un 2-0 lapidario, y solo íbamos por el minuto 12′.
El corazón de Marcelo Méndez debe haber latido a mil por hora, buscando respuestas desde el banco. «Fueron 15 minutos catastróficos», se limitó a declarar, con el peso del dolor reflejado en sus ojos. Y vaya que tenía razón, esos minutos resultaron ser una mochila de plomo para el equipo, que nunca logró recuperarse del mazazo inicial.
La reacción del Lobo
Aunque Gimnasia intentó, con más ganas que fútbol, remontar el partido, la artillería ofensiva de Estudiantes no les dio respiro. Méndez movió las piezas, metió cambios buscando esa chispa mágica que diera vuelta la historia, pero el daño ya estaba hecho.El equipo corría, pero como si tuviera las piernas encadenadas por el peso del desastre temprano. Cada ataque era un suspiro sin final feliz, cada intento un grito de desesperación ahogado por la defensa rival.
Conclusión electrizante
En definitiva, este clásico dejó una huella profunda en el alma de Gimnasia y Esgrima La Plata. Como dice el dicho, «no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista», así que ahora el reto es levantar la cabeza y aprender de estos dolorosos minutos que dejaron al equipo viendo estrellas.
¡Nos queda la semana entera para seguir sufriendo, eh! Pero de eso se trata el fútbol, de caerse y volverse a levantar, de luchar contra la corriente y, al final del camino, encontrar la gloria. ¡Vamos Lobo, todavía!
Un clásico que quedará tatuado en la memoria de los hinchas, con Marcelo Méndez buscando el destello que redima esos «15 minutos catastróficos». ¿Podrá Gimnasia reponerse? Lo veremos en el próximo capítulo de esta apasionante novela llamada fútbol argentino.
