Hace 40 años Diego Maradona debuta en Napoli con un amistoso frente a… River
Diez de julio de 1984. Un día que quedó marcado a fuego en la memoria del fútbol mundial. ¡Un día donde un argentino escribió una página dorada en la historia del deporte rey! Diego Armando Maradona, el pibe de Villa Fiorito, tuvo su primer contacto con la mítica camiseta del Napoli en un amistoso inolvidable contra… ¡River Plate!
Un partido que encendió la chispa
La ciudad de Nápoles vibraba, y no era para menos. El San Paolo era una caldera, y entre los gritos y el fervor de los tifosi, se percibía una atmósfera única, electrizante. La noticia había llegado a cada rincón: ¡Maradona debutaba! Todos querían ver de qué estaba hecho aquel genio que llegaba de Barcelona con la promesa de cambiar el destino del Napoli.
La magia en cada toque
El pitido inicial dio paso a un espectáculo digno de los dioses del fútbol. Desde el primer toque, Diego mostró que la camiseta del Napoli no iba a pesarle ni un gramo. Ese día, el césped fue su lienzo y la pelota su pincel. ¡Qué zurda! Cada pase medido, cada gambeta endemoniada, cada asistencia parecía susurrarle al público: «Este es el comienzo de algo grande».
- Minuto 10: La primera pincelada de su arte. Un pase filtrado con la precisión de un relojero suizo que dejó a su compañero mano a mano con el arquero de River.
- Minuto 34: ¡Goooool! Una jugada en equipo culminada con una definición exquisita de Maradona, demostrando por qué era el «10» más parecido a un dios que el fútbol había visto.
Un rival a la altura
River, por su parte, no fue un mero espectador. El equipo de Núñez mostró un juego aguerrido y dinámico, buscando aprovechar cada hueco en la defensa napolitana. Sin embargo, aquel día, Maradona fue como un titán griego, imbatible e inspirador.
Momentos inolvidables
Ojo, que el partido tuvo de todo. Quemaron las naves en busca del gol y nos regalaron jugadas para el recuerdo. En una contra letal, un «ole» resonó en las tribunas cuando Diego dejo a tres jugadores en el piso con una gambeta mágica. ¡Era un festival futbolístico!
Un legado que comenzó ahí
Ese partido no fue solo un amistoso más; fue el prólogo de una historia de amor y gloria entre Maradona y el Napoli que iba a desafiar todas las expectativas. Fue su carta de presentación, su grito de «¡Aquí estoy, y estoy para quedar en la eternidad!».
¡Oh, si esas paredes pudieran hablar! Contarían de una noche única, donde un argentino comenzó a forjar su leyenda en tierra italiana con la magia que solo unos pocos elegidos poseen. Aquella primera pincelada de Maradona en Napoli no fue solo el comienzo de una temporada; fue el inicio de una epopeya.
Y así, hace 40 años, los napolitanos presenciaron lo que sería el comienzo de una historia que desataría la fiebre Maradoniana y marcaría un antes y un después en el fútbol. Porque Diego no solo jugó; nos hizo soñar, una vez más.