¡Lucas Beltrán se hizo escuchar! El atacante millonario no pudo ocultar su felicidad y saltó de alegría cuando se confirmó que el Muñeco Gallardo volvía a hacer su magia en el club que lo vio brillar. Pero no todo fue color de rosa; Beltrán también se acordó de Demichelis, y no con las mejores palabras…
¡Regresa el Gran Maestro!
¡Qué emoción, señoras y señores! Marcelo Gallardo vuelve al Monumental como un relámpago en una noche de tormenta. Lucas Beltrán, con su corazón millonario batiendo fuerte, celebró efusivamente la noticia. Como el mismísimo Ave Fénix, el Muñeco resurge para iluminar nuevamente el sendero futbolístico de River.
«Un Gallardo, siempre un Gallardo»
El delantero no escatimó en elogios. «Gallardo es como ese faro que brilla en la oscuridad del mar», exclamó Beltrán. Y no es para menos; el hombre ha dejado una huella imborrable en Núñez. ¿Quién podría olvidar esos partidos épicos, donde cada jugada de Gallardo parecía sacada de un guion de película?
¡Pero las espinas también punzan!
Aunque no todo fue alabanza y celebración. Beltrán, en un arrebato de sinceridad, también habló del ciclo bajo la dirección de Demichelis. «Fue como tratar de mezclar agua y aceite», dijo. Metáforas y realidad chocando de frente. La química no fue la misma, y el desencanto se respiraba en cada rincón del estadio.
Decisiones y jugadas: Un antes y un después
Gallardo no solo es amado por su carisma y su estilo; es un arquitecto en la cancha. Con el regreso del Muñeco, todos esperan ver esas jugadas milimétricamente diseñadas, esos cambios de ritmo que dejan a los rivales boquiabiertos. «Es como ver a un pintor haciendo su obra maestra en cada partido», mencionó Beltrán, con la pasión reflejándose en sus ojos.
«¡Aguante River!», gritó con toda su alma. Porque este regreso no es solo un cambio de dirección técnica; es una inyección de vida para todo el plantel y para toda la hinchada.
Y ahora, la pelota rueda de nuevo, y la historia, esta vez, promete ser más emocionante que nunca.
En definitiva, el retorno de Gallardo no solo enciende la esperanza de títulos y gloria, sino que también revive el fervor y el alma de Núñez. ¡Vamos, River querido!