Lanzini se despidió de River: «No siempre las cosas salen como uno sueña»
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La atmósfera en el Estadio Monumental era eléctrica, cargada de emociones y recuerdos. Un verdadero cóctel de alegría y nostalgia que resonaba en cada rincón. Ayer, el querido Manuel Lanzini se despidió de su hogar, de su hinchada y de la camiseta que lo vio brillar en el fútbol argentino. “No siempre las cosas salen como uno sueña”, declaró con una mezcla de tristeza y agradecimiento, mientras las cámaras atesoraban cada lágrima que se asomaba en sus ojos.
Un adiós lleno de recuerdos
El “Pitu” llegó a River en su juventud, una promesa vestida con la mística de un club que respira fútbol. En sus pies llevaba la magia y la chispa que encendían el precario fuego de la esperanza en cada hincha. Desde su debut, cada jugada era un pedazo de arte: aquellos pases precisos, los regateos que hacían vibrar a la tribuna y, cómo no, los goles que quedarán grabados en el corazón de los aficionados como un viejo vinilo que nunca se desafina.
Lanzini dejó su huella en el club como un artista en un lienzo, pintando encuentros memorables. Los penales, los partidos decisivos, cada dribling que desnudaba las defensas rivales, todo fue un espectáculo que mantuvo a los hinchas al borde de la butaca. Pero ahora, fase final de una etapa que parece un cuento de hadas, el “Pitu” nos dio su último abrazo.
El eco de la pasión
Con la voz entrecortada, expresó: «Me llevo los mejores recuerdos, momentos que no los cambia nada». En sus palabras, se podía sentir la conexión con los hinchas, un lazo que va más allá del fútbol, algo que se siente en el aire, como el perfume de un asado que invita a la camaradería.
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Pero como en toda historia de futbol, hay despedidas que son difíciles de digerir. Con su marcha, una parte del alma del club se va, como un hincha que se despide de su localidad en la tribuna, llevándose consigo ecos de cánticos y festejos.
En este relato de despedida, Lanzini no solo se lleva sus sueños no cumplidos, se lleva la promesa de que su legado quedará grabado. River Plate, el club que lo vio crecer, lo despide con un estruendo de aplausos, como una ovación a un actor al final de una brillante actuación. ¡Gracias, Lanzini! ¡La historia continúa, pero tu huella permanecerá por siempre en la memoria millonaria!
