En una noche cargada de emociones en el Monumental, el infortunio golpeó a River Plate. Germán Pezzella, el bastión defensivo del Millonario, sufrió una lesión que nadie quería ver. En pleno duelo frente a Independiente, el defensor cayó al césped tras una jugada que dejó a más de uno con el corazón en la mano.

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¡El corazón de la defensa tambalea!
A los minutos del segundo tiempo, un grito de dolor cortó el aire. Pezzella, ese guerrero implacable que nunca se achica, se desplomó como un gigante abatido. El estadio quedó en silencio, un silencio que tronó más fuerte que cualquier hinchada. Los ligamentos dijeron basta, en una noche donde la adrenalina no alcanzó para sostenerlo de pie.
La jugada fatídica
En una disputa aérea, Pezzella se elevó como si fuera un cóndor desafiando al cielo. Sin embargo, al bajar, su rodilla derecha no aguantó el peso del combate. ¡Crac! Ese sonido que nadie quería escuchar resonó y fue un balde de agua fría para el equipo y para los hinchas, que veían cómo uno de sus gladiadores caía en batalla.
El equipo y la hinchada: un solo latir
Con sus compañeros a su lado, brindándole apoyo, y la hinchada coreando su nombre, Pezzella dejó el campo en una camilla. Esa salida fue como un golpazo al alma millonaria, que siempre ha sabido levantarse de sus adversidades como un ave fénix bamboleándose al viento.
Esperanza y garra
Pero esto es River, señoras y señores, un equipo donde la garra es más fuerte que cualquier lesión. La historia nos ha enseñado que las caídas solo nos hacen volver con más fuerza. Ahora queda esperar la recuperación del defensor, quien seguramente regresará como un león sediento de gloria.

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¡Vamos, Germán! El Monumental y toda la hinchada están contigo, esperando verte nuevamente rugir en la cancha.
