¡Qué noche la de anoche, señoras y señores! En un choque electrizante, Boca Juniors y Godoy Cruz se midieron en Mendoza y regalaron un partido que dejó a más de uno con el corazón en la garganta. Cuando el juez decretó el final, el resultado fue un empate, y aunque decirlo suena sencillo, lo vivido en el campo fue una verdadera montaña rusa de emociones.
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El grito contenido de Merentiel: furia y autocrítica
Miguel Merentiel, centrodelantero xeneize, no escondió su enojo al terminar el match. Y cómo hacerlo, si hasta el más frío de los espectadores sintió el ardor de la batalla. «¡Esto no puede pasar más!», bramó Merentiel, con una mirada que podría perforar una pared. En su análisis, lleno de pasión y sinceridad, no anduvo con rodeos: «Fallamos en lo básico, nos faltó actitud y concentración. Es inadmisible para un equipo como Boca».
Una primera mitad de película
Desde el comienzo, Boca Juniors salió como una tromba. El equipo parecía un torbellino enfurecido, buscando el gol con dientes y garras. No tardó mucho en llegar el primer momento clave: al minuto 15, con una jugada colectiva de ensueño, «El Pipa» Benedetto metió un golazo de otro planeta. ¡Bum! La pelota besó la red y el griterío se escuchó hasta en el Obelisco.
Pero el fútbol es caprichoso. Cuando todo parecía controlado, el Tomba aprovechó un despiste en la defensa xeneize para empatar con un cabezazo letal de Salomón Rodríguez. El estadio se vino abajo, y los locales se agrandaron como un pavimento al sol.
Un segundo tiempo de infarto
La segunda mitad fue un toma y daca constante. Parecía más una pelea de boxeo que un partido de fútbol, con ambos equipos intercambiando golpes, mejor dicho, tirándose a matar. Y en medio de esta locura, apareció la gran oportunidad para Boca. Un penal a favor al minuto 75, que más de un hincha ya festejaba como gol. Pero no, señores, la caprichosa tiene sus propias reglas. La ejecución fue un grito estrellado en el poste, dejando un sabor más amargo que «tereré» sin yuyos.
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El gol que no llegó fue como una daga en el corazón de Merentiel, que veía cómo se escapaban dos puntos vitales en la lucha por el campeonato.
La voz del hincha y el futuro de Boca
En las gradas, los hinchas no podían creerlo. El murmullo era ensordecedor, mezclado con cánticos de aliento y algún que otro insulto colorido. Porque si hay algo que caracteriza al hincha de Boca, es que siempre está. En las buenas y en las malas, como un rayo de sol o como una sombra implacable.
Merentiel lo sabe, y por eso sus palabras fueron más allá del enojo personal: «Hay que mejorar, no puede ser solo una cuestión de suerte. Tenemos que demostrar que queremos la camiseta y dejar todo en cada partido».
Así, señoras y señores, Boca Juniors se lleva un punto con sabor a poco, pero la pasión y el compromiso no se negocian. La Bombonera espera, el campeonato sigue y el corazón xeneize late con fuerza, siempre esperando más. ¡Arriba Boca, que esto recién empieza!